El hito Jacobeo desde C. del Narcea hacia San Antolín de Ibias. (1ª Entrega)
Imagen de Santiago Ermita de Santiago las Peñasas.
Explicaciones y Pesquisas
Introducción. -
Este trabajo no sé si trata de peregrinos o de
esos otros hombres que saliendo de sus pueblos se convirtieron en arrieros y
carreteros para ganarse la vida, surcando durante siglos caminos y veredas, colocando
diversos productos en villas y ciudades, y todo ello por intransitables caminos
y veredas, por antiguas calzadas romanas, en suma caminos de barro y piedra
yendo desde las agrestes costas astures a la tierras mesetarias cruzando los
escabrosos pasos cantábricos de la Cordillera Cantábrica, cruzados de forma
tenaz, una y otra vez, mediante el uso de mulos y bueyes, bien con alforjas o
tirando de los carretones.
Siempre cargados de vino, trigo y
lienzos de aquel lado hacia aquí, y de este a la meseta con sal, salazones, y
herramientas, y hasta camas, cunas y hórreos se llevaron a las tierras del
adobe.
La llegada de la modernidad a
este grupo de arrieros, trajineros y carreteros los llevó a un camino sin retorno,
o sea al olvido, pero ahí quedan, sé es que aún queda algo colgado del alero de
la desmemoria sus gestas, sus sufrimientos y penalidades, y como no, los
caminos y las veredas por las cuales transitaron.
Algo se ha escrito sobre ello, pero
debo de decir que por el cauce de la desmemoria se nos ha ido la actividad del
gremio arriero, y con ella se han ido también los peregrinos y sus peregrinajes,
o sea aquellos que venían detrás de los tenaces transportadores de vida y
esperanza: los arrieros.
He de recordar que nuestra
posición hace que la percepción y concepción de las cosas, como las épocas, el
tiempo, las distancias son realmente diferentes con respecto a los hechos y
personajes de los que estamos tratando, y por tanto aun sabiendo lo difícil que
es, debemos intentar captar y asimilar esas diferencias.
Expuesta esta pequeña introducción,
indicar que el concejo de Ibias no fue ajeno a todos esos factores del
transporte de mercancías y trajines a lomos de equinos, bueyes, alforjas y
carretones, y aunque parezca lo contrario también el fenómeno peregrino tuvo su
hueco en estos apartados rincones y como tal dejó constancia de esa presencia o
de su paso.
La cual se recoge, por ejemplo en
distintos topónimos como el que se localiza en la Regla de Perandones, donde
hay un barrio denominado de Los Pelerinos, o la existencia de una ermita
dedicada a Santiago que se localiza en
la aldea de Santiago las Peñas, y como no, ya en territorio ibiense existe otra
pequeña y moderna ermita en el pueblo de Uría, también dedicada a dicho apóstol: Santiago, y para rematar la
faena tenemos el testigo pétreo en la parte exterior del alto ábside de la
iglesia de San Antolín, en la parte media del lateral izquierdo, junto a la
ventana central se pueden contemplar unas pétreas vieiras, sello indudable de
las peregrinaciones jacobeas.
Sí
las condiciones para reconocer un trazado como Camino Jacobeo son las que nos
dicen los estamentos canónicos (instituciones y estudiosos) al uso, a saber:
Existencia de un trazado delimitado y reconocido; Documentación verad y
reconocida; Existencia de elementos vinculados a las peregrinaciones
(hospitales, iglesias, cofradías); Existencia documentada del paso de
peregrinos, con especial relevancia los libros de fallecidos, libros de
defunciones de las iglesias; tradiciones, leyendas y literatura varia sobre el
Camino y las peregrinaciones.
Pues es de suponer que la idea de
cumplir con parte de este protocolo, es lo que ha llevado al Ayuntamiento de
Ibias a consignar en su página web lo siguiente: «Conocido este dato, es lícito
pensar que, en las capillas, iglesias, monasterios, etc.., que nos muestran la
concha como símbolo podría haber sido uno parte de los múltiples Caminos que el
vulgo tomara para poder obtener la indulgencia. Pero no es suficiente, hay que
comprobar más reseñas.
Otra característica de todos los
caminos conocidos actualmente los encontramos, como no, en la capillas o
iglesias; a saber, el cuerpo (cabildo). Si existe un cuerpo cerrado,
con bancos de piedra para que los peregrinos pudieran pasar la
noche bajo techo (puesto que había que capear las inclemencias del tiempo),
también se puede considerar que influiría en la consideración como posible
Camino.
Si tenemos las vieiras y
el cabildo, ya son dos cuestiones para considerar para comprobar si
pasaba, o no, una peregrinación por el lugar.
Iglesia de San Antolín de Ibias
Pero falta otro punto a
considerar y no por ello el menos importante, que es el deambulatorio,
lo que significa que el Altar Mayor estuviera alejado de la pared para que
cuando los peregrinos llegasen y se estuviese celebrando la Eucaristía, no
interrumpieran, si bien a la vez, podían rezar y pasear alrededor el Altar para
ir consiguiendo las indulgencias
También, lo normal en todo Camino
es que hubiese Monasterios y Hospitales (leproserías; y en Ibias había 2: una
en Buso y otro, el más conocida, en Cecos), porque eran los lugares dónde se podían
refugiar, alimentarse, colaborar por las atenciones recibidas y purificarse. Teniendo
todas estas particularidades reunidas en el mismo lugar, seguro que: "POR
AQUÍ PASABA UNO DE LOS CAMINOS A SANTIAGO».[i]
El camino ibiense y las
distintas hipótesis.
Llegados aquí podemos estar de
acuerdo, puesto que creo que hay elementos suficientes para atestiguar que dichas
cuestiones iconográficas, toponímicas y simbólicas están indicando que junto
con la presencia de unas vieras pétreas en una iglesia como la de San Antolín, un
templo derivado de la donación de Martín Rodríguez y su esposa en el 1076 a la
iglesia de Oviedo, no ya como iglesia, sino como cenobio, tal y como se
desprende de la donación «monasterio nostro propio vocabulo Sancti Antonini de Ibias
secus alveum Ibiam inter Ceques e Quantes».
Dicho templo responde a los
cánones románicos de los monjes benitos del siglo XIII, y como tal tiene características
similares a otros que existen en la zona, aunque en este caso puede
magnificarse que estamos ante un edificio más grande, el cual tiene una vieja
historia detrás por lo general bastante desconocida, y que curiosamente para
más complicación cuenta con esas coquinas jacobeas en la parte trasera del
templo, o sea en la parte exterior del ábside.
Tanto es el desconocimiento que, por ejemplo,
Alberto Fernández Suárez y José Antonio Ron Tejedo en su trabajo: Patrimonio
artístico del Concejo de Ibias,[ii]
no cubrieron más de una hoja hablando de este impresionante edificio, e
ignorando la presencia jacobea, más allá de consignar la existencia de las conchas
jacobeas del ábside.
Iglesia de Ibias, portada Sur
El estudioso del románico
asturiano Francisco Montes Calleja, el cual recogió las fichas de casi todos
los templos del románico asturiano, no realiza mención alguna a tan llamativa
como discreta presencia de las vieiras jacobeas situadas en el ábside de la
iglesia ibiense, tal vez porque le daba poca importancia en ese momento a las
claves jacobeas, o a la posible existencia de un camino jacobeo por estos
predios, pero en una novedosa guía de María de Roxo: Ibias,[iii]
con un monto de 357 páginas pues en ellas no se encuentra mención alguna a este
y otros temas relacionados con los peregrinos y os peregrinajes.
Y no hay que olvidar que Ibias
queda embutido entre varios hitos salvadoreños: San Salvador de Orrea, San
Salvador de Cibuyo, San Salvador Las Tiendas y San Salvador de Berguño (C.
Narcea) San Salvador de Grandas de Salime o San Salvador de Negueria Muniz…, incluso
dentro de sus límites concejiles tenemos el lugar de El Salvador con la ermita a
tal deidad, que además alberga una talla dedicada a San Antonio Abad.
Este lugar de El Salvador pertenece
a la parroquia de Sena, y situada la pequeña ermita en el cumbral divisorio con
Ancares-Courel, o sea a un tiro de piedra de las posesiones comendadoras de los
de Hospitalarios, ubicadas en San Martín
de Suarna.
Con respeto a este testigo pétreo
incrustado en la iglesia parroquial del concejo, o sea las vieiras o conchas
jacobeas, que suponemos que su ejecución se debió a la posible presencia o paso
de peregrinos por los predios ibienses, el holandés Clemens
Sweerman publicó en su día una guía cicloturista: St.
Jacobs fietsroute, langs pelgrimswegen naar Santiago de Compostela,[iv]
En dichos recorridos con los que
fue cruzando el concejo ibiense, llegó a afianzarse una serie de teorías opinando
que por unos determinados caminos habían ido pasando peregrinos, pero según él,
lo hacían durante el viaje de vuelta, porque según su razonamiento, estos subían
desde Ibias por Cecos hacia Villablino y de esta manera empataban con lo que él
llama Camino Antiguo, el cual en el diseño de sus etapas cicloturistas, o
sea la correspondiente a la 8.2, plantea un recorrido de 158 km, en bici,
durante el cual pasa de Fonsagrada al pueblo de Aralla de Luna, según explica dicho
cicloturista holandés, esto era lo que hacían peregrinos, es de suponer que
durante muchos más días, y por supuesto andando, y todo ello según Clemens era
para evitar la nieve del Alto del Cebreiro, que está a 1.330 m., de altitud.
Solo por esas proposiciones que
hace el cicloturista holandés, y sí uno conoce algo del mundo de la caminería y
de los peregrinajes, no es entendible que tales peregrinos tras llegar a Fonsagrada
desde Santiago, cruzaran el río Navia para llegar a San Antolín; es cierto que el
cicloturista holandés no nos indica por dónde lo hicieron, al menos para entender
su propuesta histórica sobre esa presencia de peregrinos en Ibias.
No sabemos si los hace llegar
desde Fonsagrada a Ibias por Bustelín o Sena o por Marentes lo cual es ya todo un
hándicap, aunque en el fondo da igual por donde los haya hecho cruzar este
viajero holandés, pues realmente no tiene mucho sentido lo que propone, si la
condición sine cuanon parte de subir
a las postrimerías de la Cordillera Cantábrica.
Y máxime cuando lo hace a través
de un recorrido que como poco supone abordar una larga subida que en primer
lugar les llevaría a Degaña, o sea unos
44 km., pasando por la Campa de Tormaleo situada a 1.216 mts., y luego cruzar el
Puerto de Cerredo de 1.341 m., de altitud, para según Clemens Sweerman buscar el
Camino Francés, más bien digamos que lo que plantea es un seudo producto
paralelo al Camino Olvidado, o sea que los hace transitar por Laciana y
la Babia, estando de forma permanente sobre
la cota de los 1000 metros o más, y llegar a los 1230 m., que los que se
sitúa Aralla de Luna o Cervera de Pisuerga.
Por tanto, la propuesta Clemens
Sweerman no es muy creíble, cuando además dichos peregrinos una vez en Lugo,
lo más lógico sí querían evitar nieve y mal tiempo, lo mejor sería continuar por
el Camino del Norte, por tanto, es de entender que lo más fácil sería
salir por Mondoñedo hacia Ribadeo, o en todo caso si conocieran la caminería
peregrina entendería que desde Lugo podrían bajar hacia el viejo monasterio de
Meira, y tomando el río Eo como referencia pasar a Pontenovo y de ahí a San Salvador de Abres y por Vegadeo,
o sea el trazado del Camino de la Costa.
Lo cierto es que no sabemos a
ciencia cierta lo que propone el Señor Clemens, pues según entiendo a raíz de lo
que expone, es que una vez arribados al valle de Laciana desde Ibias, tras
subir a Degaña, estos no bajan a Ponferrada, sino que siguen por los valles de
Laciana y Babia, es de suponer que dejando de lado el Camino Olvidado, pues
de querer realizar tal camino, tendría que ir por Murias Paredes, eso sí,
cruzando antes el Puerto de la Magdalena que tiene 1.434 mts de altitud.
Mapa del Camino Olvidado
Que quieren que les diga, conozco
la zona pues no en vano he arrostrado el peso de la mochila o de la bicicleta
por todos estos parajes, y hacer todo eso por evitar la nieve del Cebreiro me
parece una auténtica boutade.
Creo que todo este tema tiene más
que ver con las propuestas cicloturistas de Clemens Sweerman para su guía, pues
todo ese recorrido que plantea me parece muy retorcido, y máxime si se piensa
en clave de unos peregrinos que ya regresaban a casa, o sea exhaustos, sin
dineros y sin medios, y sobre todo desconociendo el territorio.
Por tanto, las teorías de Clemens
Sweerman, son más bien un producto de agencia cicloturista de alta hechura,
puesto que está planteando etapas de 160 kilómetros por estas orografías
norteñas, lo que está alejado de los que se hace por estos lares, pero bueno
eso es harina de otro costal.
Pero hechas estas precisiones sobre
unos planteamientos que le pueden venir bien al señor Clemens y de rebote al
Ayuntamiento de Ibias, de cara a poder atraer turistas que visiten el concejo
de Ibias, lo que realmente me parece bien, pero por mi parte lo que quiero es
plantear otros posibles escenarios y otros caminos, utilizados por los arrieros
y peregrinos, los cuales hoy se hayan completamente olvidados, y por los cuales
es factible que pudieran llegar los peregrinos a ibias.
Track del Camino Real C. del Narcea- Ibias
Victor Guerra
?Y si los peregrinos cruzaban por Fornela para llegar por Fabero a Ponferrada.?
ResponderEliminarEn el pueblo de Chano hay vieiras en las ventanas, en Trascastro un Santuario parecido al de San Antolín y en Faro debió existir un Monasterio.
No soy un estudioso del tema, solo observador y me interesa el tema.