Camino Francés por Marabio a Santo Adriano de Tuñon

 


Al llegar a lo fondero del valle de Teverg no digamos que casi que el camino se pierde al menos bajo primera designación, ya estamos en el corazón de Teverga, ahora el objetivo de arrieros y peregrinos es otro y urgente como es saber cómo allegarse a la capital ovetense, por tanto, atrás quedó el Camino Real de Teverga que nos ayudaba a entrar desde Babia al centro del territorio asturiano, por tanto las referencias toponímicas o aquellas otras referidas a los bebederos, las fuentes,  cambia casi que por completo, y más en este singular territorio que nos disponemos a cruzar.

En consecuencia, la denominación del camino cambia, y tan nítidas y famosas que llegan a marcar  este trazado como Camino Francés, o sea como un trazado común y cotidiano que unía el Puerto de Ventana con la Corte ovetense y los puertos marítimos, y conocido como Camino del Puerto Marabio, perdiendo en parte esa otra denominación como Camino Real de Teverga cuyos tránsitos camineros y carreteros nos vienen de la ribera maragata para cruzar Omaña y Babia, en tránsito hacia Oviedo. A este respecto el historiador Juan Uría recoge hablando de este ramal y del Camino de la Mesa, lo siguiente hay «un espinazo del que parten hacia ambos lados, en diferentes puntos del camino otros trazados secundarios”, citando la que se dirigía a Teverga, la que iba a Santa Cristina, y el que desde Cuevallagar se unía con el concejo de Yernes y Tameza».

Ahora mediante los trabajos de documentación y un pormenorizado trabajo de recorrer todos esos itinerarios buscando sus antañones vestigios, serán ellos los que nos dirijan siguiendo la plausible estela de los arrieros y carreteros, aunque este tramo, al menos hasta ganar  el altozano puerto tiene pendientes importantes 

Por tanto, una vez en San Martín de Teverga, se continua hacia Entrago bien por un carretil interior o por el margen de la carretera AS-228 que acompaña al río Teverga  hasta llegar al desvió de Entrago.

Al llegar al valle  la posibilidad de seguir acompañando  el discurrir del río Teverga era imposible, aunque en el siglo XIX los trabajos al final lograron una conexión adecuada con el valle de Quirós, o sea la retorcida carretera AS-228, que se abre paso desde Entrago abriendose paso por entre los escobios de Valdecerezales, aprovechando el poco espacio  existente para luego no solo la carretera sino también una vía de ferrocarril minero,  que ya en el siglo XX dejó paso a la famosa Senda del Oso..

Precisamente la Senda del Oso, como plataforma andarina nos permitirá sí queremos ver los detalles de estos retorcidos estrechamientos por entre los caules  se encajó la carretera y la senda, y que ya en su momento una dura climatología a modo de cruel cincel talló el cauce del río Teverga. Pero ya se sabe  el cucho hace mucho, pero más hace el deseo, las necesidades y las querencias políticas 

Por tanto, llegados a la localidad de Entrago, veremos en primer lugar donde se aposenta el palacio de los Condes de Agüera (XVII), que en su día fue propiedad de la famosa dinastía de los Miranda, 

Aunque la mansión presenta que tuvo también otras tenedurías a juzgar por los blasones heráldicos que nos muestra el caserón: Bernaldo de Quirós, Argüelles, Sierra y Cañedo, Miranda, etc. Como curiosidad indicar que uno de los escudos de la casa, creo que pertenece a los Miranda muestra en uno de sus cuarteles, unas 5 veneras en manos de sirenas medio desnudas


Dicho edificio se levantó a modo  de casona sobre una antigua fortaleza, siguiendo el esquema de un cuerpo central flanqueado por dos torres, todo ello en medio de una finca cerrada mediante muro y valla de forja. Fuera de la finca se dejó una capilla, que debe ser para uso del común.

Pue eso, que desde el mismo Entrago, el Camino Real  de Teverga, convertido en Camino Francés o Camino de Marabio, y según nuestro geógrafo de cabecera como es Pedro Pisa, nos indica que  debemos virar al Noroeste para subir por El Falgueiro y  Los Senos hasta  alcanzar la aldea de Gradura – en cuyo pueblo se vira un poco  más al Oeste, para circular por viejos tramos que se marca una destartalada calzada medieval que va por debajo de las paredes de Peña Gradura, 

Alcanzando  tras el empinado trecho ya en las camperas nivales la Ermita de Santa Ana (995 m).

Ilustración 1 Por la vieja traza del Camino de Marabio

El sufrimiento de este tramo bien lo supo el ilustrado Jovino, que se dejó ver poe estos parajes dejando este relato «Desde Entrago se empieza a subir; cuesta grande no muy pendiente; arriba puertos de pasto (se refería a Marabio). Cráteres de enorme diámetro: los labios de peña caliar y las vertientes sumidas en su fondo. Unos y otros excéntricos y continuados acá y allá (son los montes y lagunas de la sierra de Tameza); el camino entre ellos y las casas de ganados; sirven para recoger la hierba de los prados y los estiércoles. Casetas o barracas para recentales y ordeñar las vacas, que andan todo el verano por los puertos. Hacia calor, y era cosa admirable donde no hallaban sombra subían a las más altas rocas a respirar el aire de la mar. Quizá esto dio origen a la fábula de que las yeguas españolas concebían del viento, pues el ganado caballar hace lo mismo. Cuando se llega a la garganta de los puertos se llaman pastos de facería, porque tienen comunidad en ellos los de Yernes y Tameza...».

De esta manera llegaba Jovellanos, y nosotros un poco más descandasos, aunque el panorama no ha cambiado mucho , salvo que en  lo alto de la campera ahora hay  una carretera que une Teverga con el concejo de Yernes y Tameza.

El recorrido conocido como Camino de Marabio o Francés, sigue por la llanada adelante,  hasta el lugar denominado Casa de D. Pablo– aún se puede ver la trazas de la vieja venta  hoy ya sin servicio y convertida en un gran caserío y cuadra, 

A partir de aquí ya se va al Norte subiendo por los lugares de Cuestadorus Vueltas de Cubiella ya en tierras del Concejo de Yernes y Tameza, el Camino Real se encamina hacia la llamuerga que produce laguna de La Tambaisna, que es un referente importante, y que se debe de tener en cuenta pues las sendas en estos espacios abiertos con niebla se desdibujan y es muy fácil desorientarse.


Desde la pequeña laguna se toma camino en leve ascensión hasta coronar el Alto de Santiago, donde hace muchos años había una capilla bajo la advocación de Santiago de la Roza, y cuyo enclave marcaba el deslinde entre concejos y como también la encrucijada caminera.

Es de suponer que algo nos querrá decirel topónimo, pues que en tal lugar  hallemos  dicho nombre  que da pie a la existencia de una ermita, de la cual solo queda el rastro de lo que fue su planta,. De dicho edificio hay poquísimas referencias y una de las que se ha encontrado se remonta a 1397 que es cuando se habla de su existencia en uno de los registros notariales de la casa de Valdecarzana.

 Foto de Luis Javier del valle Vega

Hoy en el lugar tan solo se deja notar la presencia de un conjunto de montículos que no son otra cosa que las pequeñas acumulaciones de piedras por el derrumbe de los edificios, y que con el paso del tiempo pues hanquedado debajo de una importante capa de tierra, que junto con el olvido se guardan los restos de lo que pudo haber sido un importante enclave jacobeo.

Llegados a este lugar cabe preguntarse ¿Debemos hacer caso de los topónimos y las advocaciones, como está perdida en el medio del monte? además de saber ¿Que puede significar en realidad en este enclave una ermita dedicada a Santiago?

La geógrafa Patricia Argüelles al respecto de la ermita nos aporta una pista «tal presencia avalaría la posibilidad de proponer un uso a este camino con fines religiosos al menos desde la Edad Media, aunque como hemos conjeturado quizá la  vía existiera desde tiempos prehistóricos».

 Foto de Luis Javier del valle Vega

Fuera como fuera, se prosigue por la traza pasando al Llagu la Barrera – ya en tierras del concejo de Proaza, se ganan así los enclaves de La Malata Campa de San Bartuelo, al respecto, la investigadora Loli Gallego (Voz del Trubia) nos dice que «este ramal era conocido como el Camín Francés, en el cual se construyeron ermitas, una forma[ como otra cualquiera] de cristianizar estos territorios: en Cueiro se encontraba la dedicada a Santa Marina, y más alla la de Santa Cristina».

Llegados al lago de la Barrera, ya en los puertos perteneciente al pueblo de Bandujo o Banduxo, se halla el enclave de la Cuandia la Mula «Patada la Mula (unas huellas en la piedra como de herradura, que dice la leyenda que son las dejadas por la caballería que llevaba a la Virgen)».

A continuación, tras un descenso se llega a la vega conocida como San Bartuelo o sea Bartolomé de los Acebos, donde en su tiempo existió una capilla que fue donación del rey Alfonso VI, y que estuvo bajo la advocación de San Andrés, según recogen los Evangelios, Andrés fue uno de los 12 apóstoles que seguían a Jesús, siendo crucificado en una cruz en forma de "X" (crux decussata), no con clavos sino atado. Pero claro San Andrés poco pinta en la zona y San Bartolomé tiene mucho que ver como santo patrón de los pastores.

A lo que vamos este templo muy modesto y del que ignoramos las fechas de levantamiento del templo, en un principio se puso bajo la protección de San Bartolomé de los Acebos, y como tal tuvo culto hasta el siglo XVIII,

Desde la Vega de San Bartuelo, y ya en territorio de Sograndio, llegamos al paraje de Canto la Flecha, donde tomamos otro ramal, que en este caso irá descendiendo hasta el llano de las cabañas de Guamón, lugar que nos conducirá hacia el Rañón, donde en el siglo IX por otra donación de Alfonso III, sabemos que existió una ermita bajo la advocación de San Martín (“en Rannon cum eclesia Sancti Martini”).

 Foto de Luis Javier del valle Vega

Otro de los topónimos de la zona es el de Milladoiro (montones de piedras que se colocaban a los lados de los caminos y rematados con una cruz), que es lo que explica la existencia de algunas cruces  en los caminos como la famosa  Cruz de Ferro en Foncebadón.

Desde aquí y a paso ligero cuesta abajo se pasa por la fuente del Furaco para llegar al monte de la Cruz Cimera,  enclave que indica encrucijada de caminos o tránsitos , y desde el cual  finalmente se arriba al pueblo de Linares que constituyó un importante cruce de caminos tanto desde Oviedo a Teverga, como desde Grado pues era el «camino que conducía a Castilla, con malatería y Venta».

De Linares nos dice Jovellanos, que anduvo por estos lares en 1792, que había «cuatro leguas mortales, en que tardamos seis horas. Comida rústica: rica leche, manteca acabada de salir del zapico, cuayada, truchas fresquísimas de Teverga.

La iglesia de Santa María [Magdalena] tenía adosado en las casillas de la planta baja las cuales daban cobijo a los leprosos. Esta malatería se cita en el testamento del canónigo Bartolomé el 17 de noviembre de 1275, sin que haya más noticias de ellas hasta su desaparición en el siglo XVIII». La malatería ya estaba próxima a desaparecer cuando en el año de 1771 fue incautada por el Real Hospicio que mantuvo sus bienes hasta bien entrado el siglo XIX.

Se dice que algunas cuadras y tierras en las cercanías de la actual iglesia se sostiene que tuvieron relación con la citada, pue existen topónimos que hacen mención a tal cualidad como el Caleyo de los Malatos, o la fuente la Sarna, y el Prado de los Malatos. (informaciones de Loli Gallego).[1]

Desde Linares se sigue el camino hasta Castañedo del Monte (568 m) – Coll. (345 m), la Wikipedia nos dice que «es probable que por esta zona discurriese uno de los ramales del antiguo camín real de La Mesa, descendiendo desde Linares por Castañedo hacia Villanueva, para enlazar con el viejo itinerario del puerto de Ventana.

Ilustración  Foto de Muñiz Castro. Castañeo

Un ilustre visitante del concejo, Jovellanos, anotaba en su diario después de su paso que hay «un pedazo de buen camino hasta el lugar de Castañedo; su término se va metiendo en cultivo en lo alto; parece excelente suelo...»

A finales del siglo XVIII se extraía en la parroquia el mineral de hierro con el que se surtía la Fábrica Nacional de Trubia».

Dicha localidad cuenta con una iglesia de tipología rural dedicada San Gabriel y también con las minas La Parva que ha constituido en uno de los conjuntos de minería industrial del hierro más antiguos de Asturias, ya que entraron en funcionamiento en 1794 con el fin de abastecer la fábrica de armas de Trubia. Sus periodos de explotación y abandono están estrechamente vinculados con la propia historia de la fábrica, hasta que finalmente cayeron en desuso a finales del siglo XIX.

Ilustración  A las puertas de San Gabriel

En un entorno natural de gran belleza, en plena montaña, todavía quedan vestigios de las labores de extracción del mineral (bocaminas, galerías, desmontes y cortas a cielo abierto) y de lo que supusieron para las poblaciones colindantes; y ya desde aquí a Villanueva y San Adriano que ya he tratado en la entrega anterior donde establecía el recorrido que iba por Tenebredo-Cotomonteros- Las Caldas- El Cristo hasta concluir ante la Catedral de Oviedo, eso en caso de los peregrinos, el resto iría a sus distintos quehaceres repartidos por toda la ciudad y entornos.

Victor Guerra

Track de la Ruta CAMINO FRANCES por MARABIO a LINARES-TUÑON

[1] https://lavozdeltrubia.es/2017/03/25/linares-tierra-de-lino/


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