DE SAN SALVADOR DE OVIEDO A SANTO TORIBIO DE LIÉBANA (Año Jubilar 2023) Etapa Cangas de Onís-Benia de Onís

Integrantes del camino: Armando Cofiño. Dani Pérez y Joao Pedro Gonçalves
 

5ª ETAPA: CANGAS DE ONÍS- COVADONGA-ONIS 29 Kilómetros

La propuesta de una Camino a Santo Toribio con motivo del año jubilar va tomando cuerpo, y tras unas etapas facilonas y semiplanas por espacios abiertos, ahora con esta nueva etapa que parte de Cangas de Onís se entra en una nueva dimensión, ya que Cangues, como dicen los autóctonos es la puerta a una parte de la montaña asturiana.

Cangas de Onís, fue la primera capital asturiana «Minima Urbium Maxima Sedium» la capital de regnum asturum, tras la Reconquista, que es cuando Pelayo y los suyos establecieron como sede de su reinado esta zona, cuya capitalidad residía en aquellos puntos donde los nobles tenían sus posesiones . Cangas tardará en tener como tal su propio territorio, será en el s. XII cuando empiece a tener una demarcación con amplios límites, pero sin un apelativo territorial, lo cual no sucederá hasta el s. XVI, apareciendo como tal entidad concejil.


Ya en la villa canguesa, tras el desayuno en la vieja Confitería del lugar Covadonga, nos obliga a una primera visita como es la capilla de Santa Cruz que conserva bajo sus cimientos un dolmen, el cual puede datarse del año 3000 a C, y que hoy tras una remodelación ha quedado situado bajo una capilla cuya primera edificación se construyó en el 737, en tiempos del rey Favila. 

Dolmen de Santa Cruz

Toma el nombre de la Santa Cruz, dado que en su tiempo albergó la cruz de roble que parece que llevaba Pelayo en la batalla de Covadonga, y que luego se convirtió en la Cruz de la Victoria.  Eso dice la historia o los historiadores.

Hasta este significativo enclave a buen seguro que el bueno del obispo de Osma: Eterio arrastró a su maestro Beato de Liébana, en su viaje a o desde Pravia,  para que este pudiera contemplar de cerca los restos paganos que por estos territorios prodigaban los antiguos pobladores astures, aunque en aquella época contemplar dólmenes y túmulos, debía estar poco menos que al orden del día.

Otra cosa casi imposible de ver en Cangas es la antigua iglesia de Santa María,  situada en el barrio de Arriba, siempre la encuentro cerrada, aunque podemos consolarnos viendo la potente iglesia dedicada a la Asunción, la cual podremos ver en nuestro paseo por el centro de Cangas. Su construcción es un producto del s. XX, que se manifiesta monumentalmente a través de los casi 35 metros de altura que tiene su espadaña que alberga seis campanas.

Pelayo en su bizarra postura

Justo enfrente, dándole la espalda al tal templo, se encuentra la estatua de un fornido Pelayo, que, sí se le busca el ángulo ideal este ofrece una bizarra postura; durante el paseo se n admirar los edificios del poder laico, como fue el edificio que albergó la Antigua Audiencia, donde hoy se ubica el Ayuntamiento, o el desconocido palacio de D. Antonio Cortés Llanos, construido en el s. XVI, y ubicado en el barrio de La Concepción. También está, el llamado Palaciu Pintu (Casa Capitana) que es una réplica del anterior.


Recomendable también visitar el cementerio de la villa, pues en el fondo es conocer en parte la idiosincrasia de este pueblo del Oriente de Asturias y es un buen balcón sobre la villa canguesa.

De Cangas hacia Covadonga

En la misma población de Cangas de Onís,  se toma el Camín de Covadonga, eso sí siempre dirección Este, que va modo de Senda Fluvial cuyo trazado, poco a poco, nos va sacando de la localidad, que se desvanece a partir del cuartel de la Guardia Civil. 

Se toma camino adelante, por el camino de Susierra, cuya traza desfila a la par del río, en base a firmes de tierra, y que además de otras señalizaciones ahora hay que sumar la del Camín de los Santuarios, además de la decana de las rutas a Covadonga como es el Camín de Covadonga o Garrapiellu, jalonado este último con marcas azules en forma de trisquel, e incluso se pueden ver las del GR-109 Asturias Interior.

Celorio.

Sin prisa y con apenas 5 km andados se llega a este enclave donde se bifurcan los caminos, por la derecha, por entre las casas se pierde el Camín de Covadonga que es el que debemos seguir, de vez en cuando en cuyo trazado nos asaltará la señalética del Camín de los Santuarios.

Se cruza la carretera con cierto cuidado la AS-114, para entrar en la aldea de Cauvilla, y por dicho poblamiento se prosigue hasta Soto de Cangas, donde ya el camino nos deriva a la larga acera que sube paralela a la AS-262, acompañados además del río Reinazo, acera por la cual deberemos caminar durante unos 3,5 kilómetros.

Capilla de San Andrés

La Riera

El pueblo del famoso cantar de Canteros de Covadonga, se deja ganar con unos 7 km andados pudiendo el hermoso puente medieval y su iglesia dedicada a San Justo y Pastor, la cual todavía guarda la estructura del románico rural con ábside cuadrado, aunque no queda mucha de esa notoria antigüedad,  y a cuyo pie recala una vieja calzada real procedente de la aldea de Següenco.

Como tierra de canteros, la aldea dejar ver preciosos elementos canteriles, como la casa Abacial y la Casona denominada La Tejuca. Buen lugar para echar el cantarín de Canteros de Covadonga

Puente medieval de La Riera

En el tránsito hacia Covadonga, se deja ver el proyecto utópico de un hombre, como fue Maximino Blanco del Dago, que el lugar del Muñígu, al paso veremos lo que fue su empeño, o sea el Mueso de la Cerámica y Relojes Basilio Sobrecueva, que contenía una importante muestra de piezas cerámicas asturianas: del Rayu, de Miranda, de Faro, de Llamas de Mouro, etc.., así como una impresionante muestra de relojes bajo la firma de Basilio Sobrecueva o Miyar.

Antiguo museo Basilio Sobrecueva

Hoy solo podremos ver los restos de ese equipamiento, pues este museo cerró en el 2004, con la idea de abrirlo de nuevo en Corao, en lo que fue la casa que habitó Roberto Frassinelli, pero la súbita muerte de su promotor, como fue Maximino Blanco, nos dejó si tal muestra museística, única en Asturias


Una pasarela, como a eso de casi lo nueve kilometros nos permite cruzar la AS-262, la cual nos permite pasar a la otra ladera de la carretera, tomando un camino segregado a modo de vía verde, que desfila por debajo de las laderas de Pradón hasta concluir en el Real Sitio de Covadonga, de forma muy cómoda y segura hasta el Real Sitio de Covadonga

Principal input de las rutas como la del Garrapiellu, o el GR105 de las Peregrinaciones, y el Camín de los Santuarios, puesto que Covadonga es toda una referencia mariana para Asturias, y fuera de ella también, por tanto es como muy obligada su visita, aunque la costumbre no es venir andando al menos desde largas distancias, como muchos desde Cangas de Onís, lo clásico es hacerlo en coche, razón por la cual se ven los grandes aparcamientos, y los problemas de movilidad que presenta el Real Sitio de Covadonga.


Una vez visitado tiene sus rincones, la Cueva Domina, el Museo de la Escolanía, etc. aunque el lugar en clave caminera presenta varias opciones para continuar camino hacia Santo Toribio.

COVADONGA.

En este territorio donde habitaban los llamados arganticaeni, o sea un grupo de los luggones, se va a situar en este centro casi mítico, como es Covadonga, donde una serie de seniores locorum van a entronizarse a modo de princeps, y que junto a un visigodo trasmontano, como era Pelayo, se levantarán contra los Omeya, librándose una épica y mítica, y hasta literaria batalla, que se desarrolló en el Monte Auseva alrededor de los años 718 o 722, sin que sepamos muy bien los aconteceres de esa batalla,

Aunque no deja de ser cierto que esta quedó en el imaginario colectivo, como una gran batalla en la cual los grandes perdedores fueron los musulmanes, y claro todo ello ligado a la famosa Cueva Domina, a cuyo reato épico que se desarrolló siglos después se fueron adjuntando cuestiones como la presencia de las divinidades cristianas, apoyando a los bárbaros astures en su lucha liberadora, dando comienzo así el famoso relato hispano de la Reconquista. Aunque todavía habría mucho que batallar en el conocimiento de este singular hecho.

Algunos peregrinos con el Abad de Covadonga

De este tronco, una vez muerto Don Pelayo en el año 737, vino su hijo Favila en el 739, mediando de por medio la leyenda sobre la muerte de este tras una pelea con un oso, lo cual que rompe la saga y que salva la hija del rey D. Pelayo (Ermesina) al casarse con un hijo de D. Pedro, duque de Cantabria, o sea con Alfonso I, que da comienzo a una nueva estirpe astur-visigoda, y al desarrollo del regnum christianorum Asturiensis.

Este es el escenario donde estamos, Covadonga, en cuya cueva se empotró ya en tiempos de Alfonso I, una capilla que se denominaba tras su fundación en el año 740, el Templo del Milagro, ignoro si tal calificativo fue debido a la batalla y su resultado, o porque todo aquel emporio se pudiera sostener, capilla incluida. Algo en su momento, debió de comentar Ambrosio de Morales cuando en el año de 1572 visitó el lugar, el cual opinaba que le parecía increíble que todo aquello no se viniera abajo de puro milagro


Fuera como fuere, en el año de 1777, se volatizó casi todo debido a un incendio, tras lo cual y con muchas limosnas de por medio, se levantó gran parte de lo que hoy podemos ver: una capilla-sagrario, donde se encuentra la imagen de la Virgen de Covadonga.

En cuanto a la evolución del lugar de Covadonga, decir que fue el Carlos III, quien encargó los primeros planos de la basílica de Santa María la Real, dando comienzo la obra en el año de 1781 aunque se paralizaron diez años más tarde pues los estipendios ya no daban más de sí.

Tras un tiempo de impasse, será el aval de Alfonso XII, quien dará por culminado un tiempo de dudas, acerca de qué hacer en tal lugar, y junto con el empuje del obispo Sanz y Forés, y tras un primer proyecto del heterodoxo Roberto Frassinelli, (el Alemán de Corao) que fue sustituido tras la llegada del obispo Martínez Vigil (el adalid de las ligas Antimasónicas) se culminó la obra de la basílica, la cual hoy preside la gran explanada desde 1901.

Pleno del Gran Oriente Español en Covadonga

Después de la Guerra Civil del 36, el arquitecto Luis Menéndez-Pidal que llevó a cabo una nueva remodelación en la Cova Domina, al menos con relación a la capilla-sagrario imprimiendo al lugar el aspecto que hoy conocemos.

Como paradojas de la historia, dos cuestiones no menores, una que data del año 1928, cuando visita el Real Sitio de Covadonga la plana mayor de la masonería española, con Martínez Barrio a la cabeza con motivo de la Asamblea General del GOE desarrollada en Gijón, lo cual traigo a colación para que se vea en cómo queda el famoso anticlericalismo masónico, y la otra cuestión, es la referida a la imagen de Covadonga, puesto que fue salvada de posibles desmanes gracias a la intervención del gobierno republicano, que entre otros significados republicanos al conocido anarquista y masón, como fue pedagogo Eleuterio Quintanilla su expatriación a Francia, desde cuyo lugar fue devuelta a España.[1]

Camino de Corao

La salida de Covadonga hacia Corao, nos exige seguir la señalética del Camín de los Santuarios, que en el Real Sitio no es muy visible; y para ello hay que volver sobre nuestros pasos, para no repetir una parte del camino, pues hay que volver en primer lugar hacia La Riera.

Se deja atrás El Repelao, y continua por la acera que va pegada a la AS-262, hasta el lugar de La Riera, y como a unos 800 metros más abajo, justo al lado del establecimiento de venta de souvenirs Picos de Europa, en enclave conocido como Buen Suceso, al fondo de la explanada y a la derecha se abre un camino que coge altura, y que sube por los entornos de La Ventaniella. 

El camino arranca en fuerte subida, el cual nos deja en la aldea de Isongo, donde nos daremos de bruces con la curiosa ermita de Santo Medero (s. XVIII) y en cuyo interior se pueden ver muestras de pinturas rurales asturianas contemporáneas a la construcción del templo, están relacionadas con la pasión de Cristo, además de contener un modesto retablo, en el cual destaca la imagen de Santu Medero,

El camino sigue por el carril asfaltado de acceso al pueblo, por el que se baja hasta entroncar con la carretera AS-114, que va de Soto de Cangas a Panes


En Tierras de Corao.

Una vez llegado  a la aldea de Corao, que fue un importante punto de confluencias camineras, pues aquí llegaban los caminos desde los puertos de Ribadesella y Llanes, y se tomaba el camino de Castilla, o sea el Camino Real de Amieva, y cuyo poblamiento conserva todavía un  cierto activo centro ganadero que se desarrolla en medio de viejas y notables casonas populares, perteneciente a la vieja hidalguía de la zona, aquí vivió el famoso Alemán de Corao, Roberto Frassinelli Burnitz (1811-1887) a cuya tierra llegó desde su natal pueblo alemán: Ludwisbur en el año de 1844, y aquí se casó con Ramona Domingo Díaz, dejando atrás en Tubinga, sus más que posibles coqueteos con la francmasonería, como buen prototipo de aventurero romántico que era.

Escudos en Corao

 Parte de esa hidalguía local de Coaro, es la que perteneció el relojero Basilio Sobrecueva Miyar (1834). Este fue un niño prodigio en el arreglo de relojes, el cual terminó con trece años echándose a las calles madrileñas en busca de un buen relojero que le enseñara el oficio, lo cual logró al incardinarse en el taller de Ferdinand Ganter, un relojero alemán afincado en Madrid, que actuaba como comerciante-distribuidor de relojes para lo más granado de la sociedad madrileña.

Estuvo Basilio, tras esa utopía madrileña con no pocos avatares familiares, trabajando en Suiza Alemania e Inglaterra, para terminar a partir del año de 1872 fabricando relojes en su tierra natal, en Corao, y desde tal emplazamiento fue desarrollando a su vez, una curiosa industria relojera desde instalaciones cuyas instalaciones fabricó, por ejemplo, un reloj para el Instituto de Luanco.  Pasado el tiempo terminará creando una sociedad con sus parientes los Miyar, y fabricando en todo ese tiempo, no menos de unos trescientos relojes, más los relojes de ojo de buey y de péndulo corto, que fabricó, que fueron unos cuantos y de los cuales apenas sí sabemos sus paraderos.


Llegados al pie de la noble iglesia de Abamia

La iglesia de Abamia es toda una referencia en la zona y en la historia de Asturias, por tanto. En el mismo centro de Corao, la ruta se adentra por un lateral de la carbayera que sirve de ferial de ganados, y tras cruzar el río Güeña, el camino va en ascenso por un fuerte repecho hormigonado que va virando por encima de la Cuesta de la Granda, hasta ver asomar un altozano que se debe ganar, siempre siguiendo las marcas del GR-105.2 Cruz de Priena, y del Camín de los Santuarios.

Desde el altozano, ya se divisan diversos tejos que pueblan el lugar, en el cual se encuentra la remozada iglesia de Santa Eulalia de Abamia, donde fue sepultado el rey D. Pelayo «Pelayo, tras haber completado diecinueve años de reinado, falleció de muerte natural y fue enterrado, junto con su esposa la reina Gaudiosa, en el territorio de Cangas, en la iglesia de Santa Eulalia de Velanio. Año 775 de la Era Hispánica (737 d.C.)».

El diablo arrastrando un alma al infierno

Capiteles como el que ahí muestro que como diría  F. Villón, sobre Notre Dame y que explicaría el porqué y el para qué de estos elementos «soy una mujer anciana y pobre/ignorante de todo; no se leer/ en la iglesia de mi pueblo veo pintado/ el Paraíso con arpas y laúdes/ y un infierno, donde hierven almas de condenados/ el uno me alegra, me asusta el otro». 

Yendo hacia los cimientos del edificio sacral de Abamia se encuentra un vetusto dolmen, lamentablemente perdido; y según recoge la Crónica Albedeldense, en el año 737 se habla de la existencia de un cenobio bajo la regla benedictina de nombre Abelania, ¿fue este lugar dónde estuvo Alfonso II tras el reinado de Mauregato…?

Por otro lado, la Crónica Sebastianense, acerca del enterramiento de Pelayo y su mujer Gaudiosa, habla de que en el «territorio Cangas in Ecclesia Sanctae Eulaliae de Velanio fuit. Era DCCLXXV».[2] De hecho, en el interior del templo se pueden ver los sepulcros regios, pero ya vacíos, ya que Alfonso X, el Sabio mandó que dichos parientes y antecesores fueran enterrados en Covadonga.

Como tal. Este edificio fue parte de las donaciones que recoge el obispo Pelayo, efectuada en el año 929 como «Ecclesiam Sancte Eulalie de Vedammio (…) in Territorio Kangas (…) per fauze de transcollo per flumine Onna (Güeña)»

Este edificio de Abamia, no deja de ser una modesta iglesia del románico rural asturiano, con reminiscencias de planimetría prerrománica, construida en base a materiales de mampostería, y conformada en base a una sola nave de tres tramos, que viene a coincidir con los contrafuertes exteriores, y cerrando el conjunto una cabecera cuadrada.

Tiene dos portadas de carácter medieval bien diferenciadas, una al Sur de tres arquivoltas con molduras, en la que se pueden ver como parte de la escultórica en la triple arquivolta, un dragón y varios sarcófagos abiertos del que salen a modo de resucitados, diversas figuras, y varias representaciones de tormentos infernales, como el cocimiento de un sujeto metido en un caldero con fuego debajo.

Hay otras escenas que quieren representar el «castigo al Obispo Opas, quien en la Batalla del Guadalete abandonó al Rey Rodrigo para unirse al bando musulmán, favoreciendo de este modo la dramática derrota de las tropas cristianas que traería como consecuencia el fin el Reino Visigodo en España».

Por otro lado, en Corao apareció el «vestigio más antiguo del cristianismo en Asturias, de acuerdo con la inscripción del año 290, o sea una cruz esvástica que parece ser favorecen la religiosidad del difunto, y en cuya inscripción recoge letras D. M. M. o Diis Manibus Monumentum, esas mismas letras aparecen inscripciones cristianas en las catacumbas de Roma».[3]


Representación del Hombre Verde?

El exterior de la iglesia se haya complementado por la existencia de una serie de tejos (Taxus Baccata), a cuya sombra a buen seguro que estuvieron nuestros lebanienses reflexionando, o acompañando a los posibles moradores del cenobio, sí es que cincuenta años más tarde aún existía.

 Tras la sesión de historia, a la cual  solo asistió el dicente y su dispuesto discípulo, pues el resto del grupo decidió irse por la carretera hacia las tierras de Mestas de Con.

Por nuestra parte, situados en Abamia y dando la espalda a la propuesta del Camín de los Santuarios,  subimos por la ruta marcada como el GR-105.2, Senda del Alemán de Corao, también marcada como PR. PNPE- 1, hasta llegar al caserío de Cuetos Aleos, punto donde concluye el asfalto, aquí  viramos al llegar al llegar a Cueto-Aleos, ante la última casa, se entra por la izquierda por debajo se toma un viejo camino que va directamente al caserío de Aleos, y de ahí se pasa a Teleña. 

Por el camino de Cueto Aleos a Teleña

El tramo peor es de Cueto hasta Aleos, desde este último lugar se transita por un camino hormigonado. El tramo desde Cueto por Aleos a Teleña es de 1,5 km., evidentemente es un recorrido que presenta mucho menos desnivel, y que nos dará paso a la altozana aldea de  Teleña

El pueblo se esconde recostado mirando al Sureste, aunque nuestro caminar va hacia el Noreste, dando vista a la Sierra de Ibeu. Se continua por el acceso CO-5, el cual se abandona por la derecha, y como a unos 600 mts del pueblo se sigue por una pista que va en franca pendiente en busca de lo fondero del valle, donde se encuentra la aldea de Intriago.

Ermita de los Remedios de Teleña

Al llegar a la carretera CO-6, se sigue por la derecha unos metros, hasta las inmediaciones de la ermita de San Julián, a cuya vera se coge un camino que va al Norte por en medio de la gran vega de Intrialgo, para más adelante volver al Este, cruzando toda la planicie de El Navariego y la Vegina, entrando de este modo en la localidad de Mestas de Con.

También tenemos la opción de que al llegar a la citada ermita San Julián, de seguir por la carretera CO-6 adelante, hasta el Palacio de la Teyería, donde se vira a la izquierda dejando el ramal que sube a los altos pueblos de los Gamonedos, y entrando de este modo en la localidad de Mestas.


Iglesia de Santiago de Villaverde

El recorrido del Camín de los Santuarios, paradójicamente deja de lado la única iglesia que hay en el Oriente asturiano con esa antigüedad y bajo la advocación de Santiago, lo cual resulta paradójico.

Se trata de una pequeña ermita de una sola nave con cabecera cuadrada, que se data como del s. XII y contiene su fábrica original. En el s. XVIII, se le añade la sacristía y el pórtico, y cuyo conjunto muestra una modesta espadaña de dos huecos. En su interior se hayan pinturas murales barrocas, donde se representa a Santiago montado a caballo y espada en alto.

Interior iglesia de Villaverde

Una curiosidad arqueológica, es que bajo su cimentación se halló un templo romano, lo cual permite inferir una ruptura con el período que va desde mediados del siglo V al VII, en el cual se fundaron asentamientos humanos en el piedemonte, que son los que han articulado los núcleos humanos de la zona.

Ya en Mestas de Con.

En Mestas de Con, se puede salir a la carretera general, y dar una satisfacción al cuerpo en el restaurante Casa María, aunque para retomar el camino habrá que entrar de nuevo en el pueblo y coger un trazado que se ciñe al río Güeña, rumbo Este, pasando por La Mata para salir al final del tramo al afamado puente de Pelamoru, sito al pie de la casa de Pandellevantes.

Se sigue ahora por un lateral de la carretera AS-114, dirección a Benia de Onís, en cuyo concejo ya entramos una vez se llega a Pelamoru, un poco más adelante, tenemos la posibilidad de ir hacia Benia de Onís, bien por un carretil asfaltado que queda a nuestra izquierda, un tránsito muy tranquilo que nos lleva va a Sirviella, pequeña aldea con cierto encanto, y donde podemos ver algún bello ejemplo de arquitectura civil, como el Palacio de blasonado de los Noriega, también la ermita de Santo Cristo en Talavero, o la Casona de la Corralada.

Si embargo si seguimos la señalética del Camín de los Santuarios, debemos ir al Este, por la carretera AS-114, adelante, de este modo podemos ver la modesta y discreta ermita de Rozada al otro lado del vial.

En plena carretera AS-114, casi que, a la altura de la ermita de Rozada, se gira a la derecha, para coger el Camino del Carbón, que es la traza del viejo Camino Real, que va por debajo de las Sierras de Con, pasando por entre el caserío de La Venta, cuyo topónimo lo dice todo y que nos da paso al núcleo de Villar, donde se puede ver el palacio de Taranco y las casonas del Palomar, Trespando y La Cortina, ya en la recta final entrar en la capital del concejo: Benia, primero los hicieron Armando Cofiño y Joao Pedro Gonçalves, y luego ya mas retrasados Dani y el que suscribe, pues en Mestas al refugiarnos en la tienda -bar, casi que nos da la noche enzarzados con  los paisanos de la zona.

En tierras de Onís

 Benia es la modesta capital del concejo de Onís, que se alambica entre la Sierra de Hibeu y las estribaciones de las sierras que encierran a los Lagos de Covadonga y en el eje fondero donde el río Güeña hizo su trabajo se fueron instalando algunos pueblos entre los que destacan Sirviella, Talavero Benia o Avín.


En la modesta capital concejil de Benia de Onís, tierra del famoso queso Gamonedo, nos encontramos en el valle con una interesante representación de la arquitectura religiosa, que en Benia representa la iglesia parroquial Santa Eulalia de Onís, la cual ya figuró como donación de Ordoño I en abril del año 857 al obispo Serrano: «in Onís monasterium Sancte Eulalie et unam vineam magna», y por tanto es de suponer que el actual edificio de carácter gótico, es el antecesor del viejo monasterio con su correspondiente templo, aunque no consta la existencia de ningún hospital.

A buen seguro que nuestros viajeros lebanienses, esta zona les sonaría extraña pues por estos lares pasaron las legiones romanas, y hasta se sabe que campearon las tropas musulmanas supongo que camino de la batalla de Covadonga, por otro lado, el reclamo del viejo monasterio dedicado a Santa Eulalia, siempre fue un buen reclamo para los mozárabes, pues se cree que Beato lo fue, o por lo menos vivió entre ellos, allá en tierras de los Omeya.

En Benia, tras el clásico pateo peregrino entre el descanso y la cena, se pueden ver al paso las casonas de las familias fuertes, los Valles, la de los Pérez-Gutiérrez, y la de los Huerta-Niembro, además de la Casa Rectoral, están luego las casas de los Pellico: Luis y Filomena, y la Casa de los Cebos, tienen también una recóndita capilla dedicada a San Roque, revestido de hábito peregrino.

Nuestra etapa acabó en Avín , donde nos dio cobijo Fernando Ruiz de la Casa la Montaña y con el cual cenamos como buenos peregrinos en Benia.

Victor Guerra



[1] Guerra García, Victor. La masonería en Gijón. Siglos XIX y XX. Editorial Masonica.es. Oviedo.2022

[2] Pelayo, tras diecinueve años de reinado, falleció de muerte natural y fue enterrado junto con su esposa la reina Gaudiosa en el territorio de Cangas, en la iglesia de Santa Eulalia de Velanio. Año 775" (que equivaldría al 737 de nuestra era).

[3] Op. Cit. El Camino de Santiago a partir…Pág.145.

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