DE SAN SALVADOR DE OVIEDO A SANTO TORIBIO DE LIÉBANA (Año Jubilar 2023) FINAL DEL VIAJE

 

Parte de los integrantes del peregrinaje: Dani Perez, Monica L. Pato y Victor Guerra

Día15 de abril- 9ª Etapa.  Espinama-Santo Toribio

Tras una buena dormida al arrullo de los ríos que cruzan la aldea de Espinama, embutida en lo alto del valle de Camaleño, rayando con el enclave de Fuente Dé, nos fuimos levantando tranquilamente sin mucha prisa pues el lugar tampoco ofrecía a tempraneras horas en que los peregrinos se levantan, para hacer un miserable desayuno, pero algo quedaba por algunas mochilas, alguna bolsita de té, algún azucarillo de aquellos que se iban quedando por las mesas y que la hormiguita de Joao iba apañando.

Había desde Espinama, varias opciones camineras, la clásica es la que baja por la orilla derecha del río Deva hacia Cosgaya, otra es la que sube por la pista que va de Pido a Cosgaya, bonita y amplia, y luego está el Camino Mozárabe o de Beato, que he perfilado para una futura guía de la zona, ya que une Espinama con el pueblo de Pembes, donde se cree que estaba el scritorium del monasterio en que se escribió el Beato de Liébana, y cuyo camino se une al final con Mogrovejo.

 

Joao , por el Camino Vadiniense

Pero esta última propuesta no pareció del gusto de la compaña peregrina, y ya cada cual sabiendo que la ruta   a seguir era el Camino Vadiniense, pues fue tomando posiciones, cierto es que nos faltaba un miembro que se iba ya directamente hacia el ambulatorio de Potes, donde después lo derivarían hacia Torrelavega, pues un desgraciado accidente en la salida de la ducha, le produjo una lesión en una muñeca.

O sea que al final solo que dábamos: Joao, Dani Pérez , y Mónica F. Pato, como digo cada uno fue a su ritmo, y poco a poco fueron cayendo los inputs del Camino Vadiniense que en estos primeros kilómetros desfila por un estrecho sendero que le deja el río Deva, por lo cual es un camino entretenido y embutido en plena vegetación de ribera.

Pembes

Apenas si pueblos como Pembes se pueden ver dado lo espeso de la arboleda y así seguimos hasta la Puente Nueva que da entrada a los núcleos de Areños-Cosgaya, donde los naturales del lugar revindican la paternidad de D. Pelayo ya hasta de Favila, que se dice que fue rey tras la muerte de su padre Pelayo y que gobernó «dos años, siete meses y diez días» desde 737 hasta 739. Según la Crónica rotense; y cuya figura que se confunde a sus vez con Favila el Duque de Cantabria, aunque nuestro Favila fue el que murió a manos del oso regicida que tanto celebran los republicanos asturianos cada año en la aldea de Llueves en Cangas de Onís.

Lo cierto es que el triunvirato formado por Dani, Mónica y yo mismo pasamos de ir contemplar la estatua que se ha levantado en Areños, tampoco tuve muchas ganas de ir en busca de las ruinas monacales de varios monasterios, como el dúplice de Santa María de Causegada que parece en los cronicones en el 759, o la posible ubicación del todopoderoso monasterio de San Salvador de Villeña, donde también se sitúa a Beato de Liébana.


La mozarabia en su penetración por estos fértiles valles dejó como recuerdo todos estos cenobios y aldeas que sería bueno estudiar desde esas miradas de gentes que huyeron del Sur para encerrarse en estos viejos valles lebaniegos. Los valles asturianos eran más agrestes y menos soleyeros, pues cualquiera que Liebana produce garbanzos, que tiene vinos o que sus arboledas esconden productivos y muy apreciados alcornoques, pues uno puede darse idea de los microclimas que pululan por estas tierras.

Areños-Cosgaya

En Cosgaya no nos fuimos hasta el hit parade gastronómico de la zona, como es el Hotel el Oso, nos conformamos con un buen desayuno en el hotel Cosgaya, donde de nuevo salió la cantinela que se viene dando desde hace un par de años acá en el seno de la hostelería, la falta de personal, la poca rentabilidad de los negocios  ahora, al menos al ritmo que se trabajaba antes, unos propietarios y gerentes que se empiezan a jubilar, los herederos que cogen la batuta familiar, y la diáspora de todos ellos, con negocios como en el que estamos m que al final solo dará servicio para los cliente del hotel. Es algo que se palpa a cada esquina del camino y que ahora ya llega incluso a núcleos turísticos, donde los trabajadores no encuentran atractivos para quedarse pese a mejores condiciones e incluso alojamientos. Esa fue la conversación con nuestra anfitriona durante el desayuno.


Seguimos los tres andarines, pues Joao, si no había llegado a Santo Toribio poco debía de faltarle, pues está hecho todo un todoterreno caminero.


El día seguía emborrinado, algo frío, o sea desapacible, pero eso no impidió que no pusiéramos a tono con el camino y desde el restaurant ya subimos hacia la iglesia de Cosgaya, o sea Santa María de la Silva, datada de 1793, la cual fue bendecida, tras una costosa construcción costeada por el Conde de la Cortina, fray Servando Gómez de la Cortina, residente en Nueva España (Méjico).

No  debemos de olvidar que en Cosgaya estuvo tambien el monje presbítero Sisnando que luego sería nombrado Obispo de Iría Flavia en 879 lo que demuestra la cercanía entre dicho personaje  y el rey Alfonso III.

Tras un delicioso encuentro con unos niños de turisteo en la ventana de sus casa, continuamos por el camino rodado que va hacia la aldea de Treviño, tomando un leve ascenso tras el cual se deja para entrar en un camino que va a la izquierda en plano, para circula por entre bonitos muros de piedra que cierran los prados de siega de la zona. El camino, ahora reforzados sus firmes con zahorra se echa en franco descenso, marcado como PR-S 7 Camino de Valdebaró, hacia su encuentro con la arteria comunicacional Potes-Fuente Dé, a medio trecho se cruza el acceso a la aldea de Besoy


Los Llanos.

Atrás van quedando los casi 1.800 mts altitud de la collada de Valcavao que marca la frontera cántabro leonesa del Vadiniense, y los 1600 de la Santuca de Aliva en nuestra variante cabraliega.

Ahora se camina por lo fondero del valle, al abrigo de prados y la densa vegetación de ribera, salvo este tramo que va del pueblo de Bárcena hasta el enclave de Los Llanos con su venta y sus cuatro casas, algunas de ellas con significados motivos heráldicos.


Ilustración 45 De los pocos peregrinos que nos encontramos por el Camino Vadiniense

Durante el recorrido se puede ver la Ermita de San Roque, y ya que estamos de recuerdos, comentar que fue en este valle de Bárcena, fue donde se produjo un argayo que sepultó a las huestes musulmanas que debían de quedar tras el rocambolesco cruce de los Picos de Europa, una tarea casi imposible de cruzar con sus caballos por tales apriscos, y con la mala suerte de quedar todos ellos sepultados bajo tal argayo, y lugar donde acaba el famoso GR de la Reconquista.


Los Llanos, es un enclave de alternativas, pues hay un ramal del viejo Camino Lebaniego que sube hacia la Torre de Mogrovejo, para desfilar por esta ladera al otro lado del río Deva, pasando por la aldea de Redo para luego bajar a la de San Pelayo con sus instalaciones campistas, y por Beares y Congarna, entrar hacía Santo Toribio, lo cual puede ser una alternativa para los bicigrinos, o sea lo que van en bicicleta.

Para los caminantes de la peregrinatio lebaniense, tras reposar en el Mesón los Llanos, se retoma el camino, entrando por un camino hormigonado que hay antes del puente, y que según la vieja señalización que está repartida por toda la Liébana, nos dice que estamos a unos 7,5 km del Monasterio, y que nos llevará unas 2,15 h., llegar ante la Puerta del Perdón de Santo Toribio.

Habrá que tomárselo con calma, pues empieza un camino que irá en descenso para después emboscarse en un adura subida hacia el recoleto valle de Turieno, teniendo a la vista el Macizo Oriental de los Picos de Europa, y los pueblos que bajo su sombra van apareciendo a lo largo del camino, y cuya contemplación nos requerirá mucha atención.

El camino de Los Llanos, se va perfilando por medio de un trazado que va en plano hasta echarse bruscamente ladera abajo hasta llegar a tocar el río Deva, con lo cual luego nos ofrece un recorrido muy tranquilo.


Camaleño.

Ya en lo fondero del valle y en plano se entra en la capital del valle del cual toma el nombre Camaleño y siempre con el macizo Oriental de vigía .

 Pueblo amplio y espacioso que se asienta en una recoleta vega que ofrece el Deva en su tránsito hacia Potes, en dicho poblamiento sobresale una pequeña capilla dedicada a San Idelfonso, y la casa de los Gómez de Enterría, otro de los grandes patrimonios de Camaleño son los hórreos, y los viejos cierres de zarzu, de varas de avellano.

Cuenta, ya no sé si los cronicones o la leyenda, que aquí nació el Rey Silo, aunque casi toda la historiografía lo da como oriundo de la zona gallega, y el cual caso con la famosa reina Adosinda, y cuya tumba se haya en la localidad asturiana de Santianes de Pravia, con dicha reina se las tuvo que ver el famoso Beato de Liébana.

Desde aquí los bicigrinos, tal vez les merezca la pena bajar por carretera hasta el desvío de Congarna, para subir cómodamente hasta el Monasterio de Santo Toribio, pues lo que resta son zonas de senderos estrechos y con importantes repechos y tramos de caminos en los cuales hay que empujar las trotonas durante unos buenos minutos y por zonas complicadas.


En Camaleño nos sentamos a la vera de la ermita de San Idelfonso (S. XVIII) asentada en mitad del pueblo, donde dimos cuenta de los restos de las viandas, como el resto de la buena hogaza que compré en Espinama, con la poca aquiescencia de Dani, y que ahora nos servía de base para degustar una buen lata de pate lebaniego y embutidos de la zona antes de retomar el camino.

De Camaleño, pueblo con todos los servicios, se sale por el Este para tomar el camino hormigonado que va a la derecha de la carretera, y que está jalonado por los poyos de las «crucenas», sube ladera arriba, a la vez que nos ofrece magníficas vistas sobre el arbolado valle y los Picos de Europa como telón de fondo.


En un momento dado de la ascensión el camino se abandona, para entrar a la derecha por un camino muy roto y máxime a la altura de una pequeña riega y cuyo descenso nos lleva hasta el pueblecito de Baró.

Baró.

Este es el último núcleo que se toca hasta que se llega al Monasterio de Beato de Liébana., fue cabecera del Concejo y da nombre al valle, su iglesia dedicada a La Asunción es del siglo XV-XVI, conteniendo el diminuto pueblo dos ermitas, una bajo la advocación de Nuestra Sra. de la O, y otra más modesta dedicada a San Roque, en los predios y parajes de esta localidad se hallaban los monasterios de San Julián y el de Sata María, donados a Santo Toribio de Liébana.


El camino que vamos a emprender tras terminar enredados en la bonhomía de una familia santanderina asentada en Baró, que nos invitó a café u orujo, es una senda que se perdió en su día, y que hoy ha sido recuperada mostrando una traza estrecha colgada de la ladera, y con importantes repechos, casi que imposibles por ejemplo para poder empujar las trotonas por estos lares.

Eso sí, es un camino bonito, muy interesante por las vistas y su traza, pues nos permite llegar al monasterio turibiense, por la parte más emblemática del valle de Turieno con sus singulares capillas y miradores.

De Baró se sale por junto a su enrocada capilla, por el acceso que da servicio a la aldea de Bodia, y que presenta una dura subida, solo cuando se llega a tocar la riega que baja a la Frecha, el camino vira a la izquierda para entrar en lo umbrío del bosque, cruzando la riega, y desfilando por un estrecho sendero que entre robles va tomando altura por la carbayera y metidos en plena Sierra de Dobro.

Vaca Tudanca

El sendero se pone empinado una vez se alcanza la riega de los Millares, pasando de este modo de los robledales a los pinares, dando vista a las cumbres por donde vienen el camino de Peñasagra, y a la gran confluencia de valles, cuyo semi-centro lo ocupa la villa de Potes.

En un momento dado asoma por encima de la loma el campanario vigía de la ermita de Santa Catalina, pero las prisas por llegar al monasterio, pues nos obligó a obviar tal visita.

La llegada al Monasterio en el cual moró Beato de Liébana desde el valle de Baró, es una de las mejores formas de llegar el cenobio lebaniego.

Ermita de Santa Catalina

Una vez en las inmediaciones de la Ermita de Santa Catalina, se puede gozar de un momento de soledad querida, y poder disfrutar del maravilloso paisaje que nos circunda, los diferentes valles lebaniegos, así como de las cumbres que los rodean, miremos a donde miremos serán prados, bosques y crestones, todo lo que nos rodea. Así es la Liébana inmensa y prodigiosa.


Monasterio de Santo Toribio de Liébana.

Los bicigrinos si han cogido la alternativa que les comenté de la carretera, habrán llegado al desvío de Congarna, señalizado con los viejos soportes de los Caminos Lebaniegos. Tomando el acceso subirán hacia la aldea de Congarna, donde el sol entra mal   y donde según la tradición aquí nació el monje Opila, que fue abad de Santo Toribio, y donde se halla la ermita de San Julián.

Se atraviesa el pueblo en dirección Este, siguiendo las marcas del PR. S-8 que, sin problemas, salvo la pendiente nos llevará hasta las inmediaciones de la ermita de San Miguel, donde se conecta con acceso asfaltado, que culmina en la ermita y por cuyo ramal se llega a los pies del propio monasterio de Santo Toribio.


Los romeros que vienen andando por el bosque de Baró, una vez han llegado a la ermita de Santa Catalina, bajan  el prado que la bordea y por el camino que entra hacia atrás al Sur, por encima del recoleto valle en cuyo recodo se cobija  cenobio que con tanto ahínco se ha venido persiguiendo después de tantos caminos y kilómetros,.

Se va bajando por el amplio camino por encima de la valleja en la cual se asienta el Monasterio, a la vez que nos vamos nos vamos  sumergiendo en la humanidad que lo rodea, hasta desembocar en la explanada del Monasterio, y ya sin  más dilación  en la explanada  monacal  entraremos por la Puerta del Perdón, para venerar el famoso Lignum Crucis, dando fin a nuestra particular peregrinatio por tantos Caminos lebaniegos, como hemos acometido, pero eso será al día siguiente,  y cuyo ascenso haremos desde Potes.


Ahora toca bajar a Potes ver a nuestra amigos Armando que regresó de Torrelavega para subir al día siguiente a Santo Toribio, ahora tras instalarnos un paseo por los rincones lebaniegos, y como unas raciones en la casa de mis buenos amigos de Casa Cayo, donde pude saludar al patriarca para después ver al conocido musico Ara Malikian dar su espectáculo violinistico, que no sé yo si fue mucho empacho para los lebaniegos.


La Apertura de la Puerta del Perdón

Tras un merecido descanso nos fuimos a desayunar, y tras despedir a Dani y Mónica que subían en autobús hasta Fuente Dé para luego caminar hasta Sotres y recuperar su coche para ir a Oviedo, el resto: Joao, Armando con su lesión, y yo mismo nos fuimos camino de Santo Toribio, donde ya estaba montando el entramado policial, cordón de seguridad con todo tipo de Guardia Civil, esta vez hasta con helicóptero, en un dispendio que creo demasiado para tal evento. 

Joao Gonçalves y Armando Cofiño

Cacheos con scanner a la subida, bloqueo de subida de coches, salvo los autobuses, y evidentemente bloqueada la explanada del Monasterio, del cual no se podía salir, por ejemplo hacia la ermita de Santa Catalina o la Cueva Santa, una cosa increíble.

La explana llena de gentes venidas en autobuses y coches a semejanza de lo que ocurre cada fin de semana y en agosto en el santuario de Covadonga. Largas colas para entrar en la iglesia, para ver el Lignun Crucis o para pasar por la Puerta del Perdón una vez abierta. En fín la cofradías afines al teatrillo religioso al uso, y muchas gentes dando vuelta por la explanada.


Se dejó ver este año la desconexión Iglesia -Gobierno en múltiples acciones, cambió el documento de la Lebaniega, y tras obtenerla, una más, para mi lo importante era el viaje y no la llegada en si misma, me pasa ya lo mismo con Santiago, que hasta cierto punto pierde emoción esas llegada que para otros parece ser el punto orgásmico del viaje.

Lebaniega del 2023

En general, el mismo periplo oficialista de otras Aperturas de Puerta, y salvo que los compañeros de viaje habían cambiado, que hubo un encuentro con los vecinos que en Baró nos habían invitado al café y chupito, pues aquellos peregrinos de mochila que éramos muy contados, creo que no pasamos de la setentena nos fuimos bajando de nuevo a Potes, una vez concluido el espectáculo religioso lebaniego del 2023.

Victor Guerra

Comentarios

  1. Uma viagem descrita com rigor. Concordo que o "caminho" é sempre mais importante que o documento que o certifica. Ressalvo também que isso também provém da experiência, sendo que não me desagrada o certificado na 1ª conclusão de uma peregrinação.

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  2. ¡Buenas! Genial web. Muchísimas gracias por la información. Estoy pensando en hacer el mes próximo el Camino de los Santuarios. ¿Qué tal el tema de alojamientos? Gracias de nuevo por todo.

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  3. Otra pregunta que tengo, si fuera tan amable, es: ¿qué tal ve hacer el mismo camino en sentido inverso? Gracias.

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