Los Caminos desde la Meseta hacia Asturias. Liébana y Beato, como punto de partida
Liébana y unos monjes. empieza la historia
Cuando uno de adentra en los estudios sobre los trazados camineros entre la meseta castellano-leonesa y la región asturiana, o sea el tramo que va de Palencia a la costa de Ribadedeva, esa es una de la
zonas que ha quedado excluida de los estudios y análisis, y esto incluye un territorio tan singular como Liébana .
De hecho, al referirme a la tesis de Patricia Argüelles Álvarez .[1] se puede observar que el enfoque más al levante que esta aborda, son los trazados hoy conocidos, como Ruta de la Reconquista y sus variantes, mencionando, entre ellas, un posible ramal proveniente de la Legio VI. Portus Blendium.
En ese sentido, el eje más relevante dentro de dicho contexto es lo que el autor denomina como Ruta del Sella, que se desarrollaría a través dela meseta leonesa, teniendo como eje vertebrador el río Esla y su conclusión al par de la villa de Riaño.
Luego, según el autor, el trazado se ramificaría en varios recorridos que desarrollarían a través de tierras de Sajambre y Beyos hasta entroncar con el Camino de los Francos en la zona de Cangas de Onis.
Cangas de Onis, en este sentido actuó como un
espacio singular dentro de ese eje proveniente de la Asturias trasmontana hacia la zona central asturiana, y por tanto haría de eje comunicado y vertebrados con otros muchos caminos, tal y como se puede
apreciar en el mapa adjunto.
En cuanto al eje de Panes- Siejo, este formaba parte del Camino de los Francos, que proveniente de Cantabria, dejaría la cornisa costera en San Vicente de la Barquera, o sea la Vía Flavia evitando así los arenales de Tina Mayor y Tina Menor, y en San Vicente o antes seguiría, se internaría por las tierras del interior, o sea hacia Cabanzón para virar luego hacia Merodio, y por Espioña alcanzar Panes y cruzar la susodicha barca de Siejo el Cares- Deva para subir seguir por la Vereda de los San Salvadores o de los Francos, por San Salvador de Abándames hacia Alles y Cangas de Onis.
En un libro más reciente, en este caso de Carmen Piñán y Bernardo Canga [4], dichos autores exponen hasta un total de 41 Calzadas Romanas. las cuales atraviesan o circulan por casi todo el territorio asturiano.
Un catálogo que podría sorprender al profesor Moreno Gallo, experto en construcciones viarias romanas, al que le daría un síncope, al descubrir la infinidad de Vías romanas que hay en Asturias.
Aunque igual es más acertado calificarlas bajo el
eufemismo de vías tardo romanas, al menos para evitar más confusiones.
Ilustración 2 Calzada
"romana" de Caoro
Estos autores, citan entre otras vías romanas, la Calzada de Caoru, planteando el desarrollo de su trazado desde Liébana desfilando por los puertos de Áliva, sin que nos expliquen muy bien su procedencia u origen.
De hecho plantean un ramal que desde Sotres entraría por Pandébano hacia Bulnes y por la canal de Culiembro
llegaría a los Lagos de Covadonga, lo que hoy conocemos como Ruta de la
Reconquista.
Otro ramal que exponen de entrada a la región asturiana, es el que viene por el macizo de Ándara, uniendo así el dicho eje el centro de Liébana por el camino de Bejes con las lindes astures en los entornos de Sotres.
Aunque dichos astures no llevan su propuesta hacia Sotres, sino que hacen descender tal ramal por Urdón hasta el mismo desfiladero de la Hermida.
En todo caso, este trazado es el que más se acerca al paso natural entre Liébana y Asturias, como lo expuso un buen conocedor de la zona, el escritor y cronista Cecilio F. Testón, en su libro[5] donde realizó una aproximación a un posible recorrido entre la meseta palentina y las tierras lebaniegas, conectando este trazado con la Asturias interior por Cuñaba.
Mas allá
de las reseñas expuestas por el tándem de Piñán-Canga, sobre los ejes
vertebradores mesetarios, como el Camin de la Sal, y el Camino del Almagre,
que unían los puertos marítimos asturianos a través de los puertos terrestres
sajambrinos con las tierras leonesas y la meseta, Cecilio Testón el que al final hizo una radiografía caminera en lo que compete a la parte más oriental de Asturias
Puntos de reflexión e inflexión histórica
En términos generales, muchas de estas propuestas nacen de estudios cartográficos a veces poco contrastados con la realidad caminera.
Por ejemplo, algunos autores como
Pedro Pisa, proponen trazados que atraviesan o circunvalan desafíos más que
notables, como la confluencia de ríos, o la desembocadura de ríos como el Nansa o el Cares-Deva, o zonas de complejo recorrido como son los estuarios
de Tina Mayor, o Tina Menor, algo que debía presentar cierta penosidad para aquellas variedad de transeúntes: viajeros,
arrieros, ganaderos, o peregrinos.
En este sentido, si que Liébana fue una unidad diferenciada en el pasado, con una orografía, geografía y una cultura muy específica, el Maestro Gonzalo Menéndez Pidal ya dejó dicho en su obra[7] que los caminos de esta comarca estaban trazados de modo que pudiesen utilizarlos con mulas y tránsitos peoniles, con lo que el tránsito de carros o caballerías era harto complicado en los tiempos altomedievales.
En este sentido, Beato de Liébana, que estaba muy vinculado con estos territorios, deja constancia de que ya en los tiempos altomedievales el paso de la meseta a Asturias se hacía por la cordillera, y en ese sentido es muy gráfico cuando se refiere a la llegada de Alfonso I el Católico, refiriéndose a una nota del propio Beato incluida en sus comentarios al Apocalipsis[8]: “Después de muerto Mauregato, sucedió en el Reino Asturiense, Alfonso, el cual, para hacer guerra a los moros, pasó la Divisoria, que llaman Los Picos, entrando por el puerto que en este día llaman de San Glorio”.
En cuanto a la Ruta del Norte o de la Costa, muy utilizada por los peregrinos jacobeos en su viaje hacia Santiago que frente a los problemas con la rías y grandes ríos los viajeros buscaron otras alternativas, y una de ellas, que se usó en algunas épocas, fue la llamada Vereda de los Francos, un trazado que discurre por la depresión mesoterciaria, al abrigo de la Sierra del Cuera, la cual presenta pocos obstáculos fluviales, aparte del río Sella.
Este camino proporcionaba un viario más cómodo para llegar a la
sede salvadoreña de Oviedo, un punto culminante dentro de la peregrinación oracional,
un tanto alejada del enfoque ritual-penitencial más asociado con la
peregrinación jacobea.
De lo obvio al olvido y la marginación
Llegados a este punto resulta paradójico que se pase por alto la tradición caminera del siglo VIII, y sobre todo la proveniente de los territorios lebaniegos, cuando sabemos que uno de los focos más importantes de irradiación religiosa de primer orden, fue el monasterio de San Martín de Turieno, posteriormente conocido como Santo Toribio de Liébana, cenobio donde residió el famoso Beato de Liebana, o San Beato, o simplemente el Beathus el Lebaniense.
Sabemos que dicho monje tuvo una peculiar vida monacal, ya que se le considera muy buen teólogo, lo cual dejó patente con la publicación de un libro conocido como Commentarium in Apocalypsin, (Comentarios al Apocalipsis) dividido en doce libros miniados, y conocido como Beato
Un trabajo que hizo escuela, pues se reprodujeron algunos ejemplares, y bajo su patrón se produjeron otros muchos, hoy se contabilizan unos 31 ejemplares devenidos no de su mano o su cenobio, sino de la laboriosidad de diversos copistas instalados en distintos scriptorium monacales.
Tal libro, es la representación
gráfica del libro del Apocalipsis según San Juan.
Ilustración 3 Recreación de un scriptorium monacal
Pues bien, Liébana es un lugar singular, desarrollado al calor de las repoblaciones mozárabes, lo cual conllevó la presencia de un importante número de monasterios: Piasca, Lebeña, Aguas Cálidas, Mogrovejo, Peña Vieja, Colio, etc..
Por otro lado, tenemos un monje tan influyente para la época, como fue Beato el Lebaniense, al cual le expone además de un genial pensador se le presenta como un enérgico combatiente contra aquellos que se comprometían o estaban en componenda con los invasores musulmanes a cambio de paz, entre los que se señala al rey Mauregato, o al arzobispo Elipando de Toledo, que con su doctrina adopcionista no dejaba de echarles un capote a los muslines.
No deja de ser curioso que un rey como Mauregato, el cual parece tuvo buenas migas con los sarracenos, fuera quien presumiblemente quien introdujo a Beato en el seno de la corte asturiana, y llama mucho la atención que además sea que sea Beato, quien le dedique el himno de O Deis Verbum, siento este singular monje quien se va a erigir en defensor de la ortodoxia católica frente a la herejía adopcionista, de la cual él mismo y
su discípulo Eterio, habían sido defensores y prestado asentimiento a tales teorías adopcionistas , representadas, por Elipando arzobispo de Toledo y el Obispo Félix de Urgel, y de las cuales Eterio y Beato se retractaron poco después,
Los historiadores del Regnum Asturum, obvian la naturaleza tales hechos, más allá de consignar la presencia de Beato y Eterio en Santianes de Pravia en el 785, con motivo de la inclaustración de la reina viuda de Silo, Doña Adosinda.
Pero de todo ello, y demás lecturas, entre novelas e historia, nos queda en el coleto un monje Lebaniense, que tuvo frecuentes contactos con la estirpe visigoda asentada en Asturias, dado que se le sitúa en la corte del rey Silo[6] en Santianes de Pravia, reinando entre 774 y 783, pero tambien en la corte del rey Mauregato, que reinó entre 783 y 788. y en esos períodos tenemos constancia uno de esos viajes, como el que hizo en el año 785 desde Liébana a Santianes de Pravia ( Flavium Avia).[7]
Quedan eclipsadas las fechas de posibles viajes anteriores y posteriores, puesto que se le vincula a los siguientes reyes: Fruela, Aurelio, Silo y Adosinda, Alfonso II, Mauregato y Bermudo, aunque su eclipse vendrá despues de Bermudo el Diacono, y dicha vinculación con todos ellos es a través de la polémica de adopcionista que estuvo con mayor o menor énfasis en casi todo el período de la monarquía asturiana.
Esa visita de Beato a Santianes de Pravia[8] en el año 785, que el mismo cita en su respuesta a Elipando, marca a su vez de una manera documental, el inicio de una disputa teológica crucial, relacionada con la defensa de la doctrina adopcionista por parte de Elipando de Toledo y Félix de Urgell.
Esta controversia, curiosamente puso a Asturias
en contacto con Europa, gracias a la escritura del "Apologeticum
adversus Elipandum" por parte de Beato, despues de su regreso de Santianes en el 785..
Matices históricos
La relación de Beato
con la reina Adosinda, tía y madre adoptiva de Alfonso II, añade un matiz
intrigante a la historia, ya que la teoría de que Beato pudo haber influido en el
fracaso de la coronación de Alfonso II, llevándolo al destierro, al favorecer el Lebaniego la coronación de Mauregato, plantea interrogantes fascinantes sobre su papel en
ese momento crucial, y en otros muchos.
Enfatizo que algunos autores sugieren que Beato de Liébana estuvo bajo la influencia de Adosinda, (hija de Ermesinda y Alfonso I), y considerándolo su confesor y padre espiritual.
Sin embargo considero que Adosinda, mujer de armas tomar, nacida y criada entre una estirpe de hombres muy peculiares, y debido a su relación con el monasterio gallego de Samos, y su casorio con Silo, y su residencia en Pravia, tierras fronterizas entre vaqueiros y xaldos, creo que Adosinda podría haber estado más alineada con las creencias paganas y heréticas, o sea las que practicaban los habitante del «monte», aquellos recios montañeses del reino astur que poblaban los últimos castros abiertos por los ancestros celtas . Cultivadores de costumbres paganas, a los cuales por ejemplo Ramiro I, [9] elegido como rey precisamente por Alfonso II, buscaba erradicar a toda costa por ser parte del pus herético que asolaba Asturias, tal y como nos cuenta en su novela, Fulgencio Arguelles
Por otro lado, los historiadores que posicionan a Beato de Liébana del lado de Mauregato, en general lo hacen en base, al himno O Dei Verbum, que este dedica al apóstol, en ese doble juego conceptual de presentar al apóstol como defensor de España –Caput refulgens aureum Ispanie / Tutorque nobis et patronus vernulus–, "que nos debe guardar de todos los males, de la peste, la calamidad y el crimen, y de pastor de su rey, clero y pueblo que debe de llevar a la salvación", y a la vez presenta con ello un laudatorio reconocimiento a Mauregato, siendo como se dice, este amigo de los ismaelitas.
Aunque por ejemplo, Sánchez
Albornoz y González Echegaray cuestionan
la autoría de Beato en la confección de este himno, aunque dicha cuestión tampoco de nos debe ir de la manos, y creernos que dicho himno fuera creado por Adelgaster, supuesto y virtual hijo del rey Silo, tal y como plantea la novelista Matilde García-Mauriño.
Sin dejar de lado, la idea que un monje como Beato que lideró un ataque teológico contra el arzobispo metropolitano de Toledo, pudiera haber sido marginado por Alfonso II una vez en el poder, resulta un tanto extemporánea, especialmente al considerar que frente a la tercera embajada ante la corte de Carlomagno, que produjo en otoño de 798, Alfonso II «envió de nuevo a Fruela rumbo a Aquisgrán –acompañado de un tal Basilisco–, entregando al rey franco siete cautivos andalusíes con sus caballos y armaduras, apresados en el saqueo de Lisboa»
Pero solo hay que casar fechas para ver como las intrigas novelescas se deshacen como un azucarillo, ya que es muy posible que Beato, en esas fechas no estuviera para muchos viajes, o simplemente se hubiera muerto o estuviera a punto de irse al Oriente Eterno.
En este sentido, buscar una explicación a todo este embrollo, no deja de ser algo complicado y laborioso. y un trabajo que no ha hecho nada más que empezar.
Porque además las tramas novelescas de algunos autores, como Matilde García Mauriño, en La Silla del Rey, son rocambolescas, pues plantea la novelista, que en realidad, los dibujos del Comentario al Apocalipsis de Beato, no eran otra cosa que diseños del supuesto hijo del Rey Silo, o sea de el príncipe Adelgaster, que la novelista sitúa como fundador del monasterio de Obona (Tineo) y elabora todo una estancia donde Mauregato y Beato de Liébana agradecen los dibujos, y además será ellos tres con Eterio, quedando Mauregato de coordinador de grupo, y todos ellos en dulce comandita serán los autores del Apologéticum .
Sin dejar de lado por parte de novelista, que en dicha trama implica al rey Silo, no solo entregando a Beato los dibujos de su hijo para ilustrar
los futuros Comentario al Apocalipsis.[10]....
En fín las visiones particulares de los historiadores y escritores sobre esta época y sus protagonistas a veces resultan extrañas e incomprensibles.
En todo caso, la aparente contradicción de Beato, un
militante contra los posibles acercamientos con los sarracenos, hace que pensemos en
esta clave ¿Qué hacía entonces Beato en la corte de Mauregato? Un hijo bastardo
de Alfonso I el Católico y una sierva (mora) una tal Creusa, y quien
supuestamente mantenía relaciones con los sarracenos, incluyendo un supuesto
pago en doncellas a cambio de paz. Lo cual genera sí que genera preguntas intrigantes.
En cambio, Roberto
Lavín Bedia en sus esclarecedores libros,[11] opina
que tal vez lo más aceptable sea «justificar la presencia en Santianes de Beato
y Eterio durante la ceremonia de retirada al claustro de Adosinda, para
convencerla y tranquilizarla y darle garantías sobre la seguridad suya y la
vida de su sobrino Alfonsus… a cambio de que ella cesara en el activismo
provisigodo…».
Además se ha
postulado que esa presencia de Beato en Santianes podría derivar de la lealtad
debida a Adosinda, y por extensión a la facción partidaria del acceso al trono
de Alfonso (Díaz y Díaz 1976:248-250). Se trataría de una facción que
sostendría una línea de opinión religiosa filo franca (García Pérez 2002:67), y
esto explicaría la coherencia entre la postura teológica de Beato y el apoyo de
Alcuino de York y de la corona carolingia a sus tesis.
Sin embargo, otros autores anexionan a Beato directamente con el monarca Mauregato y sus partidarios, los cuales todavía fueron capaces de entronizar a su muerte a otro rey, Vermudo I (788- 791), hombre ordenado diácono, el cual pertenecía a una línea dinástica distinta, aunque colateral la saga de Fruela, el hermano de Alfonso I.
Este monarca, Vermudo tras dos años tres años de gobierno abandonó el poder y favoreció que finalmente que el sobrino de Adosinda ;: Alfonso
llegara al trono como El Casto en el año 791.
Finalmente, el historiador Javier Rodríguez Muñoz, resume así la situación: «Beato de Liébana y Eterio son considerados por algunos como seguidores de la causa de Adosinda y su sobrino Alfonso, pero que una vez triunfante Mauregato cambiaron de bando.
En el citado "Himno para el día de Santiago", atribuido por la
mayoría de los estudiosos de esta época a Beato de Liébana, algunos han querido
ver en él un intento por parte del monje de Liébana de congraciarse con el rey
y atraerlo a la causa anti adopcionista, pues su concurso era fundamental».
Aunque no parece que haya tenido mucho eco en las cortes de Mauregato y Alfonso
el Casto. Tal vez no como polémica teológica, pero sí como detonante de una
serie de interrelación de poderes.
Los Viajes de Beato
Beathus el Lebanense, según el relato de Peridis[12] este lo sitúa realizando un importante periplo caminero, primero desde Córdoba a Toledo, para luego seguir su periplo en busca de su discípulo Etherio, que se encontraba en su sede obispal en Burgo de Osma, y, ya juntos, realizarán un viaje hacia el cenobio de San Martín de Turieno (Liébana). lo que viene a mostrarnos la movilidad y las conexiones monásticas en que se daban en esa época
Este viaje, sí que es posible que discurriera a través de las diversas
calzadas castellanas que subían hacia Herrera de Pisuerga (Pisoraca), hasta
entrar en La Pernía palentina por la calzada de Burejo, territorio donde veremos emerger diversos hitos salvadoreños como San Salvador de Vañes,
San Salvador de Cantamuda (1069) o San Salvador del Monte, pudiendo enlazar tales inputs con
San Salvador de Enterrías… y San Salvador de Lebeña, ya en plena Liébana.
Estos prominentes monjes (Eterio y Beato),
asentados en el epicentro de la extensa Liébana, cuna de acogimiento de las
distintas oleadas mozárabes, las cuales encontraron en sus abrigados valles la
nueva morada, en cuyo centro se asentaría uno de los faros radiantes de la
cristiandad norteña, como fue el cenobio de Santo Toribio de Liébana donde se
instalaran precisamente dichos monjes, pues resulta que en noviembre del año 785,[13] tanto Beato
como Eterio, realizan un viaje a Santianes de Pravia (Asturias), y esto nos da pie a emprender un trabajo de hipótesis sobre cuales fueron los recorridos que hicieron hacia la corte asturiana de Pravia, una vez bosquejado quien era Beato, y su entorno y la importancia de Liébana en todo este contexto.
Ni que decir, que
dicho viaje 785, no es unitario, que antes, más que despues, hubo otros viajes, los cuales han pasado desapercibidos para los diversos historiadores
y estudiosos, a los historiadores por ser opaco todo aquello fuera del contexto de la polémica adopcionista, y para los estudiosos de la caminería, es como si estos recorridos no hubieran existido, a pesar de la afirmación del propio viajero, que dice que en 785 estuvo en la corte de Mauregato en Santianes de Pravia, y a cuyo hipotético recorrido le he dedicado un
libro, pendiente de publicar,[14]
Y eso que sabemos la fecha , noviembre del años 785, y sabemos el motivo a Santianes, que no es otra cosa que la inclaustración de la ex reina viuda Adosinda, lo que data en su escrito a Elipando, arzobispo de Toledo.
El novelista Baltasar Magro[15], sugiere que el Lebaniego pisó la corte regia en varias ocasiones, y llegando a afirmar que estuvo en Santianes, aunque nunca había estado en la corte ovetense, y eso por el simple hecho que no existía, en el 785 Ovetao como bien nos comentaba Borge Cordovilla, no era nada más allá del incipiente monasterio de San Vicente, y la cripta de las Reliquias.
Lo expuesto, no deja de ser una especulación más, pero no deja de ser plausible que sí Beato estuvo en Santianes como invitado, es de suponer que de algo tendrían que conocerle, pues una invitación a un trasunto como el que en dio en dicho lugar de ser testigo de una inclaustración palaciega, en cuyo entreacto se les entregó o se les comunicó, por la mano o boca del abad Fidel,[16] la carta que Elipando había escrito y donde salían a relucir Beato y Eterio, lo cual desencadenó una fuerte reacción por parte de Beato, mediante su famoso escrito conocido como Apologético.
En general, se ignoran las fechas o circunstancias de esos otros viajes y sus circunstancias, sin dejar de mencionar que hay quien indica que Mauregato visitó en alguna ocasión el monasterio de San Martín de Turieno, lo cual no deja de ser una mera especulación, pero en las próximas entregas iré analizando los posibles recorridos que pudieran efectuar tales monjes hasta Santianes de Pravia.
Resumiendo. Tenemos a Beato que parece mantener contacto asiduos con la corte asturiana, cuyo arranque lo podríamos personificar en el rey Fruela, y que la doctrina adopcionista que ya arranca en el 758 será la hilazón para esos contactos y esos viajes de Beato y Eterio por las cortes asturianas, con episodios algo extraños, como el de Adosinda y sus inclaustración y la presencia de dicho monjes, que puede tener diversas interpretaciones, al igual que su posible presencia en las diversas coronaciones de los reyes astures. Lo que parece claro es que Beato en la corte asturiana no solo juega un papel religioso, sino que se envuelve en los eventos políticos y dinásticos asturianos y eso hace aumentar su influyente posición, abriendo la cuestión sobre los otros posibles viajes, sus recorridos. Etc
O sea que continuaremos relatando..
Y mientras tanto, os dejo con el enlace a RPA. BUEN DIA PARA VIJAR de Pablo Vázquez, donde grabo una parte del trabajo que edito, y donde podéis encontrar colaboradores del programa , muy buenos , O invito a ello
[1] “Comunicaciones
históricas en la región de Asturias desde tiempos antiguos hasta siglos
medievales: El caso del viario romano en el sector transmontano. UNED
(2016)
[2] las Vías
romanas de Montaña en Asturias (Vías romanas de montaña entre Asturias y León.
La integración de la Asturias transmontana en la red viaria de Hispania) Zephyrus:
Revista de prehistoria y arqueología. 67: 171-192.
[4] Calzadas
Romanas o vías históricas de Asturias. Ediciones Trabes. Oviedo 2009.
[5] El Camino
Vadiniense.
Editorial Sociedad Cultural Gesto. 2019.
[6] Al rey Silo el
novelista Pérez Chirinos, (Los Siete reyes de Beato) le adjudica que su madre
es parienta del Emir de Córdoba: Abd al-Rahman ibn Muawiya
ibn Hisham ibn Abd al-Malik ib Marwan. (Abderramán I) por tanto la madre de
Silo sería de la tribu bereber de los Nafza.
[7] Santiago Pérez
Chirinos, en su novela Los Siete sello de Beato de Liébana, plantea
ciertas hipótesis, que la madre de Beato, le llevó a la coronación del rey
Alfonso I , y que en 752 Beato estaba en Cangas de Onís con Fruela y le decía a
este. «Eres rey, Muéstrate. No trate de imitar a nadie, no lo necesitas».
[8] Donde por
cierto estuvieron las famosas reliquias de Santa Eulalia de Mérida en una caja
de plata del rey Silo y que luego se llevó a Oviedo Alfonso II. (Diego Santos,
Raquel Alonso Álvarez y Bango Torviso). Aunque quien cree que este traslado es
una interpolación.
[9] Los
Clamores de la tierra. Fulgencio Argüelles. Editorial Alfaguara. 1996.
[10] Algunos
autores sitúan a Adelgaster como fundador de Obona, que se cree espuria la
cuestión así como la realidad de que Adelgaster fuera posible hijo de Silo.
[11] Beato de
Liébana . Un político europeo de sus tiempo (2014) y Fundamentos del
ideario del Beato de Liebana y su repercusión. (2018). Editorial Librucos.
[12] González
Pérez, Jose María (Peridis). El Cantar de Liébana. Editorial
Espasa.2023.
[13] Algunos
historiadores indican que podían haber sido en el años 783.
[14] Guerra ,
Victor. Los caminos de Beato de Liébana. Entre Asturias y Cantabria Historia
y desarrollo.
[15] Beato, el
Lebaniego. Alianza Editorial. 2012
[16] Fidel , Abad de Santianes de Pravia. Fue en todo caso una carta muy divulgada por toda Asturias; ipsum libellum adverusm nos et fiden nostram cuncta Asturia publice divulgatum
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