Los Caminos de Beato de Liébana por Asturias. De Siero a San Salvador de Rondiella en Llanera

  

Etapa Llanera de Siero a la Lucus Asturum. Las congojas de Beato y Eterio

Durante el viaje de ambos monjes por las tierras atures, estos habían advertido algunas cuestiones, muy singulares, aunque en parte similares a su patria de origen o adopción, pues ignoramos de donde eran originarios, aunque algunos historiadores y novelistas los han considerado mozárabes residentes en Toledo, como es el caso de Peridis y su novela El cantar de Liébana .

Para otros, Beato era originario de las tierras astures, en concreto se le vincula con la corte de Cangas de Onís, tal y como hace Santiago Pérez Chirinos en su novela Los Siete reyes de Beato, que lo sitúa en tal lugar, junto con su madre (viuda de Ruiz), cuyo marido había muerto en La Hermida luchando con el bando del Señor Servando, y asistiendo a la coronación de Alfonso, aunque Adeline Rucquoi nos recuerda como lo califica Elipando: « nefando presbítero de Asturias»» lo cual hace que se tenga como asturiano, aunque en realidad lo era, dado que la Liébana era parte de la Asturias Vadiniense.

Y todo ello, pese a los mismos viajeros, Beato y Eterio, en una carta al arzobispo Elipando de Toledo, dicen en un par de ocasiones, que se califican de lebaniegos, lo que lleva a que algun autor[i] vincule a Beato con la aldea de Aniezo (Cabezón de Liébana).


Fuera como fuere, los lebaniegos habían observado que la iglesia asturiana era cuando menos muy singular, pues era evidente que manifestaba rasgos autóctonos reforzados mediante una fuerte autonomía, tal y como sucedía en su tierra lebaniega, donde los monasterios y cenobios de muy variada composición y estilo comandaban el devenir eclesial muy alejado de esa la estampa que emanaba de la iglesia toledana o carolingia, en función de una iglesia episcopal.

De hecho, Eterio de Osma, Obispo (partibus infidelium) era en el contexto norteño del siglo VIII, un rara avis, tal vez su presencia enraizaba más con la vieja clerecía gaélica de los vates o vagantes, que con aquellas otras figuras obispales que habían visto y vivido en la corte toledana donde primaba la iglesia de los epíscopos, al igual que la zona tarraconense.

En todo caso, ese perfil episcopal se terminaría constituyendo de la mano de Alfonso II al crear en su capital Ovetao tal figura eclesial, ante la cual  es de suponer que la iglesia local, compuesta en su mayoría por diversos y variados eremitorios y cenobios a cuyo frente estarían  muy diversos abades, en un principio se les cree sordos a las pretensiones reales de querer imponer un obispado cuando ellos eran bastante comprensivos con los aspectos singulares propios de la región: presencia de un activo paganismo, o de otras corrientes que se tenían como heréticas (priscilianismos).

El nacimiento de esa iglesia episcopaliana se lograría en el 811, lo cual resulta paradójico, porque de algún modo Beato de Liébana representaba la ortodoxia romana con la cual enlazaría tras la polémica con Elipnado, al estrechar lazos con la iglesia carolingia.

Ilustración 29 Coronación Carlomagno

Reflexiones aparte, Beato venía rumiando sobre la convocatoria que se le había hecho para acudir a la corte que habían instaurado en su momento Silo y Adosinda en Pravia, ocupada desde hacía dos años por el hermanastro de Adosinda, quien había desplazado al protegido sobrino Alfonso que, al igual que ella, era descendiente del Duque Pedro de Cantabria, y una vez más había sido desplazado de la corona, en esta ocasión por Mauregato, su tío.

La inclaustración de Adosinda, tras dos años de viudez, le parecía a Beato una probe excusa para hacerle acudir con Eterio en la corte de Santianes de Pravia. Ante tal hecho, no sabía muy bien qué papel debería jugar, ya que según las leyes visigodas (Lex Visigothorum) el futuro de Adosinda estaba más que definido, o la muerte o el convento, es decir apartarse de la linea sucesoria, más siendo ella heredera directa de los orígenes de la monarquía astur-cántabra, ya que su abuelo no era otro que el D. Pedro Duque de Cantabria, y por la parte materna, sus abuelos eran Pelayo y Gaudiosa, sus padres Alfonso I hijo de D. Pedro y Ermesinda hija de Pelayo, y teniendo como hermano al rey Fruela, como primo a otro rey Aurelio, tenía a su propio hermanastro, o sea al rey Mauregato, siendo además tía del desplazado Alfonso II. Casi nada.


Ilustración 30 reina Adosinda

Su sobrino había sido desplazado nuevamente, y ahora con Mauregato asentado como rey en la corte praviana, digamos que reinaba la calma chicha. Aunque la brava Adosinda se revelase, a esta no le quedaba más remedio retirarse ya que tenía casi 60 años y su posición era muy complicada.

Todo esto no le parecía razón suficiente a Beato para sacarle de su profundo reposo, allá en San Martín de Turieno, por lo cual barruntaba que podía haber algo más detrás de esa invitación, pues además no estaba seguro de sí había transcendido un escrito que había realizado contra el adopcionismo de Elipando, aunque algo le había contado su amigo Migecio el “Hispalatilano”, por cuyo motivo no las tenía todas consigo y temía lo peor.

Todo esto y algo más, era lo reconcomía a Beato, el cual ponía en común todas estas cuestiones con su amigo y discípulo Eterio, de tal forma que tenían algunos conocimientos de ciertos movimientos por la  spania musulmana y toledana que tenían como objetivo sus personas, por lo cual ya llevaban un tiempo barruntando una cierta respuesta al tema adopcionista que el activo arzobispo toledano  pregonaba por la iglesia hispana.


El Viaje hacia Lucus Asturum ó San Salvador de Rondiella.

Salieron de la Llanera de Siero con la incógnita sobre qué trazado seguir, ya que los guías y algunas consejas no parecían ponerse de acuerdo en la ruta. Beato no quería ir a Ovetao de Máximo y Fromestano, lo haría a la vuelta.  Su idea era dirigirse hacia la famosa Lucus Asturum, o en todo caso, allegarse a San Salvador de La Rondiella.

Para lo cual se les planteo dos alternativas, cada una con sus pro y contra, considerando que además entraban en zonas pobladas por diversas tribus repartidas en los diferentes castros adyacentes a su camino, en general habitados por los luggones, lo cual podía ser toda una contrariedad.

En todo, caso Mauregato, quería que Beato y Eterio llegasen sanos y salvos, y por lo que envió una pequeña guardia, con un dux palatino al frente a buscarlos y conducirlos sin más problemas a l confluencia de caminos que significaba al fin y a la postre Lucus Asturum.

En realidad, nos sabemos que trazado escogieron sus paternidades, aunque es seguro que, dado el recio invierno que estaban teniendo, era conveniente evitar los cruces fluviales como primea medida luego estaba el no emboscarse demasiado que era la pretensión del dux.

Sin olvidar los deseos de los importantes viajeros, Beato quería visitar la primigenia iglesia de Argüelles, lugar donde los dos posibles caminos, más o menos divergían. Aunque lo cierto es que el año de 1047 ya se conocía el Camino de la Barrosa, o sea el que iba  desde Anduerga en Llanera hacia Pravia.


Ilustración 32 Albergue municipal de peregrinos

Desde la Llanera de Siero, los actuales peregrinos jacobeos, y suponemos que también nuestros viajeros harían lo mismo, saldrían del centro del poblamiento poleso para transitar por el lugar de La Carrera en permanente subida, al menos hasta llegar al Campo la Larda. Aquí, las vistas impresionó al séquito, que echó pie a tierra para contemplar tan bellos parajes, pues ante su ojos al Suroeste apareció la nevada cumbral de la Sierra del Aramo, y el remate del promontorio de Montsacro, aquel donde Toribio de Astorga escondió las famosas reliquias, las mismas que luego ocuparían lugar en la cripta de San Salvador de Ovetao, de cuyo botín también participó el monasterio de Santo Toribio, que obtuvo el famoso leño,  o sea un trozo de la cruz de Jesucristo, conocido como el Lignun Crucis, pero para eso aún faltaban unos años.

Las vistas, como digo, era impresionantes, como lo era al volver la mirada al Sureste y vislumbrar, os perfilados crestones de los Mons Vindius.


Ilustración 33 Picos de Europa desde Siero

 Se quedaron un rato contemplando aquel grandiosos espectáculo, que como decía Beato: “Dios había puesto en su camino” comentando a su vez a sus acompañantes que detrás de todos aquellos montañas nevadas se encontraba el monasterio de San Martín de Turieno. Parecía mentira que estuviera tan cerca despues de tantos dias de viaje, pero así era.

La comitiva compuesta de siervos, guias y acémilas, y como no, los ilustres viajeros y la guardia de Mauregato, echaron valle abajo hacia el Morralín y el Rancho Grande rumbo a la Ferrera para subir, a lo que hoy conocemos como el palacio de La Mariscala como se le llama, aunque su nombre responda mejor al de Lorenzana, o de Miraflores (s. XVI).

Una bella casona con ermita adosada, situado a las puerta de la villa condal de Noreña, que los viajeros pudieron ver desde el franco promontorio que ahora ocupa el complejo palacial, en el cual vivió sus últimos años y murió el político y economista asturiano Álvaro Flórez Estrada (1776-1853).

Es posible que este no fuera el camino histórico de Noreña, pues José Manuel Fanjul Cabeza (auténtico guía para el paso por esta zona) echa  la andadura hacia las puertas de El Berrón, por donde circula el Camino Jacobeo actual,  para ante tal población virar al Norte entrando en descenso  hacia el Molino  y puente de la Mata,

Ilustración 34 Palacio y Ermita La Mariscala

Fuera como fuere, estamos en el 785, y es complicado indicar los trazados adecuados, pues para colmo de males toda esta zona ha experimentado mucho cambios, los cuales no se podrán evitar, al menos hasta que dejemos Posada Llanera atrás.

Pero eso, llegados al pie del palacio citado, este nos da paso a la villa, hoy dedicada a la industria chacinera, la Naurenie de la Edad Media que dejó paso a la actual Noreña. Un industrioso poblamiento dedicado en un primer momento a las labores de los artesanos mansoleas, o sea los zapateros.

La villa es citada por primera vez en el 991, debido a un cambio de propiedades que hizo el conde Gundemaro Pinioliz con el obispo Vermudo. Luego en el 1130 ya se habla de la villa Noregna, y así sucesivamente.

Ilustración 35 Pasadizo de entrada a Noreña

Se entra hoy en la villa de una forma curiosa por un colorido pasadizo bajo las infraestructuras modernas, carretera y tren, tras el cual se nos presenta un paseo que cruza una recoleta villa, que sí tenemos la oportunidad de llevar como guía al estudioso local:  Fanjul Cabeza y su libro Noreña en el Camino de Santiago de Pola de Siero a Oviedo, este irá detallando las casonas, las ventas y como no  las boticas, o sea aquellos lugares que fueron auténticos puntos de encuentro entre viajeros y peregrinos, pues la villa y territorio obispal, fue zona de paso de peregrinos hacia San Salvador de Ovetao.

Ni que decir que la zona está llena de palacios y casonas, tanto en lo referido a la villa como aquellos otros repartidos por el territorio noreñense que tampoco es muy extenso, por tanto, aquí lo dejo porque entrar a describir cada uno de ellos sería una labor interminable.


Ilustración 36 Plaza templete en Noreña

Hoy, por ejemplo, en cuanto a los peregrinos, amén de la marcas jacobeas, (las valiñas) no queda más rastro de ese antiguo paso que una placa y un monumento, que recuerdan esa presencia peregrina y el establecimiento hospitalario que hubo para peregrinos, y que asentó sus reales en la villa en el 1593, el cual proporcionaba a loa jacobitas: leña, luz, sal, cama con ropa y utensilios de cocina.

Dicho establecimiento fue demolido en 1937 para ubicar los jardines de La Playina, donde podemos encontrar los inputs conmemorativos referidos.

Se sigue subiendo pues el poblamiento de Noreña se ha articulado a los cuatros costados del promontorio, y a cuyo paso hoy podemos ver en la vertiente del río Noreña la monumental iglesia parroquial, aunque antes habremos pasado por delante de uno de sus mejores refrentes gastronómicos, que tiene como digno representante un establecimiento afamadísimo como es Casa el Sastre, donde se ponen por montera sus afamados callos.

Y casi que frente por frente a la iglesia parroquial se puede ver una casa medio en ruina, las cuales fueron en su tiempo el habitad de los gremios zapateriles.

Ilustración 37 Casa de los gremios de Zapatero de Noreña

Un poco más abajo, a la izquierda se haya la mastodóntica iglesia de Santa María, que es un auténtico muestrario del renacimiento barroco más importante de Asturias. Se habla de un edificio anterior, pero de él poco más se sabe que su mera mención.

Ilustración 38 Iglesia de Noreña

El camino escogido para ir a Argüelles sigue paralelo al río Noreña, cauce fluvial no muy grande, que para cruzarlo los monjes y sus acompañantes no debieron tener mucho problema, hoy apenas sí se deja notar tal cruce, se puede cruzar por dos lugares: el Rebollar y el Puente Nuevo.

El trazado nos lleva con alguna que otra revuelta por entre naves, hasta la iglesia de San Martín de Argüelles, ante la cual a buen seguro que paró la comitiva lebaniega, pues la vieja iglesia de Arbolies, ya aparece donada en el 921 por el rey Ordoño al cabildo ovetense (die Viº udus augustarum discurrente era DCCCLVIII) (951), aunque se la data como una de las iglesias más viejas de Asturias, a juzgar por una inscripción que la sitúa en el año 621, incluso hay quien la lleva al año 583.

Ilustración 39 Iglesia de Argüelles

Sí así fue, el obispo Eterio, debió llevarse un susto al verse retratado en la portada del templo, pues en el fuste de la derecha bajo los capiteles se encuentra el relieve pétreo de un obispo, no es del Osma, creo, sino que es la representación de San Martín de Tours, luego alrededor de la bella portada que queda como testigo de los viejos tiempos, hay otras escenas, las cuales apenas si se perciben los detalles, una de ella recuerda a la escena del caballero y la dama,  que se puede ver en la iglesia del monasterio de Villanueva y en alguna otra.

Ilustración 40 Relieve pétreo en iglesia de San Martin de Argüelles

El Camino de Lucus Asturum

Una vez visitado el templo de Argüelles, hoy solo muestra pequeño detalles de los antiguos tiempos, pues ha sido como casi todos los templos asturianos muy remodelado y sin mucha compasión por los viejos moldes pétreos que los adornaban.

Los lebaniegos supongo que seguirían en sus debates sobre qué camino seguir, por mi parte, los hago circular en un primer momento, por el Camino Real con más o menos certezas, huyendo de momento del camino que se dirige a Lugones, el cual de mano ya presenta algunas dificultades, por tanto, el camino que he escogido para llegar a Lucus Asturum, o sea a Lugo de Llanea,  nos lleva hacia el lugar de El Cristo rumbo a San Miguel hacia Valbona siguiendo siempre la estela del río Noreña, de ese modo se alcanza, el enclave de Bobes, donde se haya otro palacio que se intuye pero que apenas es visible.

Ilustración 41 Iglesia de San Cosme en Bobes

En este tramo el camino parece dar un rodeo, y en verdad lo hace para evitar el río Nora, y con un tránsito apacible subir por el Pascón de las Huelgas, enredándose con el regato del Forcón el cual se deja a la altura de La Belga. Ni que decir que hoy en ese tránsito bordeamos la gran urbanización de La Fresneda, para ir a cruzar la carretera AS-381, entrando casi que de forma directa en el famoso enclave del Lucus Asturum.

No sé lo que podrían ver de aquellas épocas los lebaniegos, pues en la gran explanada debió de haber algun tipo de civitas, hoy poco puedo afirmar pues los debates arqueológicos y entre los historiadores es fuerte acerca de lo que representaba un lugar como este. Lo que sí tengo claro es que en su momento un importante nudo de comunicaciones de las distintas vías romanas, bien la que venía como nosotros de Cantabria, o la que iba a la Astúrica Augusta. Un cruce de camino que ha quedado en inserto en las páginas de la historia, que me imagino que con el tiempo se irá definiendo cada vez más su realidad y peso histórico.

Entrada a Lugo de Llanera

Este por otro lado, parece ser que fue el enclave central, dicen algunos historiadores, de la tribu de los luggones, presentes en la zona incluso antes de la llegada de los romanos, y con quienes tuvo que verse el muladí Muza.

Esta cuestión de los Luggones ha traído bastante cola, tanto es así que hay quien, como Carlos Sánchez Montaña, estableció doce argumentos para reconocer la ciudad sagrada de los Luggones, una tribu que, por su etnónimo, rasgos culturales, y expresiones artísticas suele estar incluida entre el conjunto de tribus celtas del noroeste de la Península Ibérica, y sobre la cual Ptolomeo en su escrito en el siglo I d. C nos habla de ellos, y por supuesto la raíz Lug se interpreta en relación a la presencia de culto del dios pancéltico Lug, Lugus, del que encontramos testimonios entre los celtíberos y los astures principalmente aunque también entre los galaicos.

Se dice o se escribió falsamente, por el inefable obispo Pelayo, que Lucus había sido fundado por el rey vándalo Guntamundo en el 361, el cual levantó una iglesia bajo la advocación de Santa María, y que el posterior Concilio en León, autorizado por el papa Ceferino, habría elevado Lugo de Llanera a sede episcopal, con Vistremundo como primer obispo. O sea, toda una nueva cosntructio a mayor gloria de esa iglesia episcopaliana que se quería desarrollar dejando atrás el tiempo de los cenobios.


 Ilustración 42 Posada Llanera

Por otro lado, la crónica de Alfonso III, la ad Sebastianum, si que recoge, no sé si de una forma interesada,  el traslado de la sede de Lugo a Oviedo en tiempos de Fruela I: «Rex iste episcopatum in Ovetum transtulit a Lucensi civitate que in Asturiis ab Evandalis edificata fuit», aunque no debió ser un traslado de la corte en toda su dimensión, ya que además apareció de por medio su asesinato de Fruela en el 768, y será su hijo Alfonso II, quien termine su objetivo tras los saqueos de los  muslimes en el 794.

Este camino por el que he llevado a los monjes lebaniegos, decir que tuvo sus miliarios pues no en vano convive con la viaja calzada que venía desde las villas romanas de la costa, de la zona que hoy ocupa Gijón, pero he de decir que hoy no queda nada. Es más sobre todo ese conjunto de referencias, más allá de la toponimia, y de los letreros que por las aldeas que señaliza el Camino Real,  no se referencia absolutamente nada, no hay un panel que nos indique en realidad cuales, por ejemplo, eran esos camino que cruzaban el territorio u cual era su posible historia. Así somos de vándalos

Ilustración 43 Luggones

El Camino por Lugones

El otro camino, tal vez algo más recto, aunque curiosamente tiene casi que los mismo kilometros, es el que llega hasta el mismo emplazamiento de San Salvador de Rondiella.

A este destino llegarán nuestros viajeros lomando desde Siero, el mismo camino que llega hasta la misma iglesia de Argüelles, para seguir luego hasta el lugar de Bobes, donde al pie del palacio que allí existe pero fuera de toda vista, es donde los caminos se bifurcan, por la derecha va el trazado que va hacia Lucus Asturum, y por la izquierda sigue la nueva propuesta caminera.

Esta enfila por el llamado Camino Real que va por Viella y por Naón hacia el lugar de Paredes, las actuales infraestructuras viales: carreteras, autovías vías ferroviarias, poblamientos y demás, han desfigurado casi que por completo el paisaje y los posibles trazados, en este caso el Camino de los Lebaniegos hacia Rondiella pasa justo por el Cueto del Pico, donde se haya el abandonado monasterio de Santa Mª de los Ángeles y se estableció un castro, del cual hay algunos restos, tras las excavaciones arqueológicas.


Ilustración 44 Lugones

Desde este cueto se baja hacia la amplia población  de Lugones, entre cuyas moradas se haya medio perdido el llamado Puente Viejo que permite el cotidiano cruce sobre el río Nora.

Ilustración 45 Puente viejo de Lugones

Si los lebaniegos realizaron este camino en el mes de octubre- noviembre, no sé bien, como cruzaron tal cauce que parece manso pero la presencia de un puente de tres buenos arcos con importante altura, algo me dice que aquí se cumple el famoso refrán: Del agua mansa líbreme Dios, que de la brava me libraré yo, y para librarse que mejor que un puente como dios manda.


Ilustración 45 Puente viejo de Lugones

Se cree que fue levantado en la Alta Edad Media, aunque hoy presenta importantes reformas, siendo conocidas las que efectuaron a partir del siglo XV, como casi siempre, mediante el trabajo de los activos canteros trasmeranos, los cuales tanto actuaron por esta zona, pues, aunque el río Nora se le tranquilo, tuvo sus buenas riadas como la del 1522 y la de 1998, Fue declarado Obra de Interés dentro del Inventario del Patrimonio Cultural del Principado de Asturias en el 2011.

Este es un puente de unos 45 metros, construido mediante un tablero a dos aguas, o como se conoce más comúnmente: lomo de asno. Presenta de tres vanos, o arcos desiguales con geometría de medio círculo, y cuyas luces se sitúan entre los 6 y 10 metros, y tiene una anchura promediada de unos 2, 68 mts.

Aledaño a este puente, hubo en su tiempo, un vado por el cual a buen seguro que, si no había puente en el 785, que no lo habría, o lo que hubiera… lo que fuera sería un tanto precario, la comitiva con sus paternidades a la cabeza o a la retaguardia debió cruzar el rio como pudo, pues debían pasar las mulas y caballos y los carretones que se les brindaron desde Sariego, pues beato ya iba muy fatigado.

En la actualidad, tanto la autovía como el EDAR de Villapérez, han modificado las trazas camineras, lo que ha hecho que este estratégico puente apenas sea visible en el contexto geográfico, lo que obliga a vueltas y revueltas desde Lugones y Paredes hasta poder enlazar en La Pedrera, con el otro camino que viene de Oviedo por los Huertones y el Monte de Cantarranas, o sea el Camino Jacobeo de Oviedo a Aviles..

Ahora van juntos ambos, el camino de los lebaniegos y  el Camino del Norte, aunque unos cuantos metros más delante hay que detenerse, pues el río Nora vuelve a presentar su mansa faz, eso sí ahora va más hondo o encajonado. Estamos en  La Ponte de Cayés, «un puente considerado medieval por unos autores y de origen romano por otros, el molino hidráulico conservado más antiguo de Asturias, la casona de los Díaz de Campomanes, del siglo XVII, y la singular capilla de la misma época asociada a esta vivienda noble», aunque « Fernández Casado en su estudio sobre puentes españoles lo clasifica como obra de época romana, en función de su tipología y sistema constructivo (gran arco de medio punto), a diferencia de los medievales que emplean arcos apuntados, teniendo en cuenta también la amplitud del vano del arco que en época romana superan fácilmente los 20 m. de longitud y evitan colocar pilas en el cauce del río como en este caso, mientras que los medievales son de menor tamaño y con varios pilares».

Ilustración 46 Puente de Cayés

Dicho puente tiene un amplio registro documental. que empieza en 1267 y concluye en parte en 1903, del cual se puede sacar la documentación concerniente sobre la gran riada que asoló la zona, fue 1522 y se llevó el de Lugones, aunque este resistió mejor los embates de la riada pero hubo de sufrir mejoras, luego este puente, sufrió otra gran desgracia, fue en el 36 cuando fue bombardeado.

En sus aledaños se puede ver varios inputs, el molino de Cayés, fruto de una donación de rey Ordoño II en el 921 «In territorio ovetense…eclesial Sancti Martino de Kaies…in ripa fluvil Nore per sexigas molinarias sive et piscarias ab integro», aunque el molino que hoy vemos está muy transformado lo cual  fue debido a la riada de 1522, luego tuvo modificaciones en1887 y 1997, y las actuales para dejarlo tal y como hoy lo vemos.


Ilustración 47 Molino de la Ponte de Cayés

Aledaña al puente y el molino, tenemos la Casa de los Díaz Campomanes, fundada en 1610 por Juan Illanes, clérigo miembro del Cabildo catedralicio de Oviedo, para su hermana doña María de Illanes casada con don Francisco Díaz Campomanes, señor de la casa de la Torre en los Barrios de Luna,

Paradójicamente adosado al propio puente, más parece una casa de portazgo que otra cosa, se halla una edificación que resulta ser la capilla de la casa antes citada: «se trata de un edificio exento hundido con respecto al nivel de la calzada, su estructura se compone de una sola nave con cabecera rectangular. En su interior se encuentra el sepulcro en arco solio, presidido por escudo, perteneciente a los Díaz Campomanes (1738). En la cabecera quedan restos de pinturas murales y su estado de conservación es deficiente al haberse hundido parte de la cubierta de la nave».


Ilustración 48 Capilla de la Ponte Cayés

Si bien este camino parece el más directo tal y como vamos viendo, presenta casi que los mismos kilometros que el anterior, pero las dificultades, pues como hemos visto.

Se sigue transitando por el poblamiento de Campiello, pasando por delante de la iglesia de San Martín (La Catedralina) que se redificó por entero en 1923, finalizando las obras en 1930, aunque parece que la primera edificación pudiera datar de 921, y como tal, está incluido  dicho templo en el Libro de los Testamentos, aunque nada queda de esa época.

Ilustración 49 La Catedralina, Igelsia de San Martin

El camino una vez coge altura en las inmediaciones de Andorcio, ya se echa valle abajo por El Calello, desde donde se divisa ya a lo lejos la iglesia de San Salvador de Rondiella.

Esta es otra de esas iglesias que se nos pierde en la amplia historia del olvido, se haya inscrita en el Libro Becerro de la catedral de Oviedo, pero poco más sabemos nada acerca de ella que curiosamente se haya en medio del actual cementerio de Posada Llanera.

Ilustración 50 San Salvador de Rondiella

Lo cierto es que cuando te acercas al lugar, más bien parece que estés ante una casa fortificada, y sin embargo fue lugar de culto, como lo demuestra su advocación salvadoreña, aunque lo que podemos observar pertenezca a los siglo XVII y XVII.

Ello que no quita para que anteriormente  hubiera habido una primigenia iglesia cuya existencia se pierde en las nebulosas históricas, nos dice Ramón Rodríguez, antiguo bibliotecario de la Universidad de Oviedo y directo del RIDEA «que esta iglesia de San Salvador de Rondiella estaba muy cerca de la antigua Casa Consistorial "que hacía las veces de cárcel y tenía las armas del rey esculpidas en piedra", Dicha Casa Consistorial, añade Rodríguez, "estaba situada en la parroquia de Rondiella, al este de la iglesia parroquia», cuya villa, es curioso, de la Rondiella fue donada por Joaquina Pérez a la catedral de Oviedo en diciembre de 1094.

Ilustración 51 San Salvador de Rondiella

Su interior está tomado, al menos en la parte de la nave que no tiene cubierta, por el matorral y los las zarzas, y la zona del cuadrado ábside que si tiene cubierta, no se puede ver, dado que la cancela que cierra el recinto está cerrada mediante una cadena con candado.

A la vera de este enclave de San Salvador de la Rondiella acamparon los viajeros, ya que desde Santianes de Pravia, el rey Mauregato había enviado a uno de sus duques palatinos, para que preparase una campamento adecuado para tan ilustres visitantes, y aunque les dejaban algun otro albergue en las cercanías, el susodicho duque, prefirió seguir las pautas a la vieja usanza, o sea montar unas tiendas y unos fuegos, y atender a los animales y a los visitantes que estaban agotados para una mejor vigilancia.

En el interior del templo de San Salvador fue buen lugar para reponer fuerzas y aclarar algunas cuestiones pues ya en la siguiente etapa llegarían a Santianes de Pravia.


Ilustración 52 Representación de los luggones

A eso del atardecer, se dejaron caer algunos de los habitantes de los castros cercanos, como los de La Rondiella y La Cogolla, pues a pesar pertenecer a  la tribu de los luggones, o sea gentes paganas, no por ello dejaban de recibir la bendición de tan altas dignidades, aunque otros solo querían comprobar  con sus propios ojos  como era un obispo, como Eterio, y  un personaje como Beato, pues no en vano había escrito un famoso libro que entre el común de las gentes se entendía, algo así como el predicamento  de la llegada del fin del mundo, la paurosía.

Aunque también estaba de por medio, el poder enterarse por boca de los viajeros, los que estos habían visto en el transcurso de su viaje.

Victor Guerra

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