Los Caminos de Beato de Liébana por Asturias. De San Salvador de Valdediós a la Llanera de Siero
Etapa desde Sancti
Salvatoris de Valdediós a Llanera de Siero: La Pola [i]
No sé si ya lo dije o lo escribí, pero el viaje que Beato y
Eterio realizaron camino de Pravia, amén de otras consideraciones, tenía la
misión, nos dicen aquellos que entienden de la historia de la Alta Edad Media
que «...qui dum iste regnaret, Adefonsus Froilani filius, nepus Adefonsi
maioris, palatium guuernavit, quia Silo ex coniunge Adosinda filium non
genuit...»
O sea, plantarse
en Santianes de Pravia donde parece ser que Mauregato, aunque de procedencia
habitacional en el Oriente asturiano, prefirió quedarse en la corte praviana,
sin que sepamos la razón de tal decisión, aunque es verdad que a la muerte de
Silo se produce una segunda crisis cuando la reina Adosinda decide establecer a
su sobrino por línea sucesoria con D. Pedro de Cantabria, en el trono asturiano,
pero resulta que este es inmediatamente desplazado por su tío (tius) Mauregato,
el cual le obliga (Alfonso) para salvar seguramente el pellejo a huir en
dirección a las tierras de Álava, donde se hallaba su parentela materna.
Y en ese contexto,
con un rey como Mauregato que por lo general es presentado como un tirano y
sobre él cual ha caído desde hace lustros toda una leyenda negra, tal vez por
ser hijo de esclava mora, y al que se le encalomó por poner un ejemplo, el
supuesto tributo de las cien doncellas, pues es de imaginar el papelón que le
tocaba realizar a Beato como defensor de la ortodoxia cristiana católica y el
cual en unos dias iba a plantarse en medio de la corte con un rey muerto y
enterrado, una reina viuda que se la obligaba a meterse a monja, supongo que
para poner a salvo su vida, y la trágica situación de un rey que desplaza a
otro, y que paradójicamente dicen los
historiadores más críticos, que parece que Mauregato gobernó en paz, y hasta le
pintan, algunos de ellos, merecedor de un cierto carácter piadoso, y algo debió
de haber, cuando supuestamente Beato de Liébana le dedicó un himno religioso: O
Dei Verbum, lo que no había hecho
con ningún otro monarca, a pesar de que hay quien sitúa la presencia de Beato
hasta las postrimerías del parricida rey Fruela.
Mapa del Camino Jacobeo del Norte en Azul, en Rojo la ruta histórica de San Román, y en Azul Celeste el Camino de los Francos proveniente de Nava
Pero volvamos al cenobio de Boides. Descansados los viajeros
al par de las construcciones que allí se levantaban en ese momento, en medio de
un recoleto lugar conocido como valle de Boides, con su cantarín río que
amenaza por tiempos y momentos con llevarse por delante lo que allí se
interpusiera en un camino.
Lo cierto es que las construcciones no serían ni muchas ni
tan monumentales como las que ahora podemos contemplar, pero debían ser las
suficientes para dar cobijo a una pequeña comunidad que les una fraternal
acogida, tras la cual y cumplidos los rituales de agasajo nuestros monjes y sus
siervos y los prestados por los monjes emprendieron una larga ascensión sin
apenas descanso hasta arribar al Alto de la Campa.
Bien podían haberlo hecho a través del camino que hoy enhebra
las aldeas que hay valle arriba: Vallina Oscura y Villarrica, y tras esto con
otro duro repecho de por medio concluir tan penosa subida coronando la
encrucijada del Alto la Campa, despidiéndose de esta forma de la inmensa tierra
maliayesa.
Pero cierto, que hay otro posible camino, el cual merece la
pena recordar aquí, al salir del cenobio de Valdediós, en este caso ayudados
por dos siervos del monasterio estos fueron llevando al grupo personas y
animales hacia el enclave castreño de Castiello, para desde él virar hacia el
enclave de San Pedro de Ambás, pasando por los lugares de la Brimera y La Venta,
para de este modo culminar el repecho ante el faro radiante que hoy supone el emplazamiento de la iglesia de
Ambás, la cual que preside todo el valle villaviciosino, y donde algunos sitúan
la existencia de un antiguo castro, aunque la iglesia no hace justicia al
lugar, pues es un mamotreto del siglo XIX.
Ubicados en San
Pedro, nuestros viajeros conectarían con el Camino de las Camocas, el cual venía
desde San Juan de Amandi por Casquita, siempre rumbo Sur, aunque se recoge en
entre Las Camoca el camino presentaba un variante más liviana, pues viraba
hacia el Barrio de la Cogolla para subir más pasudamente a San Pedro por el
trazado que hoy ocupa la carretera AS-267.
Ya situados en ambos casos en Ambás, se toma, como se hacía antaño, la hoy estrecha senda que va por encima de la actual carretera AS-267, y cuyo tránsito se abre paso por en medio de la alta ladera occidental de Les Lloses que nos deja didácticas vistas sobre los montes y pueblos anexos.
El camino llegado
un momento dado, hizo que la clerical comitiva quedara pasmada, como hoy
todavía sucede, pues la atalaya caminera nos dejante una extraordinaria vista
sobre el valle de Boides, donde los sempiternos peregrinos camino del Sancta
Salvatoris Oventesis, lugar donde los actuales peregrinos quedan como
anestesiados al contemplar bajo sus pies, y a vista de pájaro, el enclave
monacal de Santa María de Valdediós, el cual levantaron hace ya unos cuantos
siglos los monjes benitos, eso sí, unos siglos despues del paso de Beato y
Eterio por estos lares.
Desde aquí los
viajeros alcanzarían el rellano donde hoy se enclava la aldea de Arbazal, con
su famoso Mesón de los Fraile, ese que los benitos levantaron
para auxilio de viajeros y peregrinos, apoyada dicha labor por la existencia de
una Venta que hubo en su tiempo atrás en Ambás, y cuya memoria hemos todos
perdido, salvo el puntilloso amigo Xurde Morán que nos recuerda su existencia.
Justo cuando se
desemboca en la placita de Arbazal nos damos de bruces con la barroca iglesia
de Santa María de Arbazal, la cual tiene adosada una vieja capilla absidal que
se haya bajo la advocación de San Saturnino.
Se trata de una
pequeña nave de 5,35x 3,6 metros, que presenta un modelo constructivo algo
extraño y se dice que debió ser parte de una red de oratorios y templos rurales
altomedievales, desaparecidos bajo la sucesivas reconstrucciones de épocas
posteriores.
La morfología del
arco triunfal, de jambas adelantadas, es desconocida tanto en la arquitectura
prerrománica asturiana como en la románica, postulando un primitivismo
probablemente altomedieval, pues tal solución no se observa en la arquitectura
de época hispano visigoda, y que debió de ser parte de algun cenobio eremitorio
de los muchos que hubo en Hispania, aunque de ese modelo en Asturias no paree
que hubiera habido.
Ilustración 25 ermita de San Saturnino en Arbazal
La aldea deja poco
que ver, y en el tiempo en que pasó Beato, supongo que San Saturnino, como
mucho sería un incipiente proyecto cenobítico.
El camino desde
Arbazal, a nuestro grupo viajero y peregrino, a cuyo frente se hallaba una
lumbrera intelectual y política como
Beato, y reforzada esa presencia con la de un obispo como eterio que
representaba el poder religioso y como protector de las reliquias, en este caso
del famoso Lignun Crucis, les llevó hasta el ya mentado Alto de la Campa
donde se quedaron extasiados de nuevo con la vista que se podía ver al fondo del
valle con una mar que entraba tierra adentro mediante un amplísimo brazo
fluvial, sobre el cual se levantaba otra advocación salvadoreña como San
Salvador de Portus, el cual se prometieron visitar con ocasión de algún que
otro viaje.
Por otro lado, entre
el grupo seguía el debate, entre siervos y los monjes acerca del itinerario a seguir,
no solo, el más inmediato, sino una planteaban vez pasaran las tierras de Siero
y Noreña, que harían, pues Beato quería dejar la visita a los monjes Fromestano
y Máximo ubicados en el Oveato de entonces para el viaje de retorno, con la
intención de visitar las obras del monasterio de San Vicente y la cripta de
Cámara Santa, y por tanto como el agua calma, estos criterios fueron calando en
el grupo, que empezaban a tener claro que una vez dejadas las tierras noreñenses
había que dirigirse hacia Lucus Asturum.
Por tanto, vueltos
a la cruda realidad con un ambiente desapacibles abandonaron la vertiente maliayesa
para entrar en las tierras sareganas, yendo valle abajo, por la izquierda del actual trazado peregrino
conocido hoy como Camino de Santiago, viene del lateral del valle la variante
conocida como Camino Francisco, que
desde las tierras de San Bartolomé de Nava busca el valle de Sariego y la
iglesia de San Román (XIII), antiguamente, en tiempos de las interpolaciones
del obispo Gutierre (Libro de los Testamentos), aparecía como eclesiam
Sancti Johannis de Lama lo que da entender de que hubo un edificio
anterior, del cual se conserva una celosía.
Dicho templo luego
formó parte de otra donación, la del 1201 que otorgó Alfonso IX al monasterio
de Valdediós. Desde esa fecha hasta 1631 la parroquia de San Román fue aneja a
la de San Bartolomé de Puelles, y ambas compartían el mismo capellán que era propuesto
por el abad del mencionado cenobio de Valdediós al obispo de Oviedo.
Ilustración 26 San Román de Sariego
Por tanto, se cree
que los abades de Valdediós pudieron derribar la antigua iglesia prerrománica,
de la que solamente se conserva la citada celosía, y con cuyos materiales
construirían el templo que hoy vemos con no pocas remodelaciones.
Se sigue pues por un
trazado común, que ocupan los caminos de los Francos y el Jacobeo,
para toparnos al poco con otro templo, este le habría gustado a Beato, pues se
haya bajo la advocación de Santiago, aunque la interpolación de 921 habla de eclesiam
Sancti Jacobi de Vervegio, el cual se data como de finales del siglo IX o
del X.
Presenta planta
rectangular con dos capillas laterales que configuran una especie de crucero, y
una cabecera cuadrada a la que se adosan dos sacristías, más un cuarto adosado
al muro Norte y un cabildo cerrado en el lado Oeste y abierto en el lado Sur.
Una posible
primigenia estructura de este templo es lo que podrían haber visto los monjes
lebaniegos, de aquellos tiempos solo quedarían tres ventanas, que se pueden ver
aún hoy en los muros sur y Oeste.
Ilustración 27 Iglesia de Santiago de Sariego
Por cierto, en
otra donación, en este caso de septiembre del 992, recogida en el Libro
Gótico. El rey Vermudo y su mejer Elvira dejan dicho que donan a los
monasterios de San Juan Bautista y San Pelayo de Oviedo el monasterio de
Sariego para sustento de peregrinos.[iii]
Una vez contemplado el templo dedicado al Señor del Trueno, seguirían nuestros monjes lebaniegos y su comitiva hacia el sonado lugar conocido como la Llanera de Siero, de cuyo territorio la primera noticia data del 905 debido a unos donaciones de Alfonso III al cabildo catedralicio de Oviedo: las iglesias de Santa María, San Martín de Siero y la de San Félix de Hevia.
Por cierto, la
querencia carolingia de Siero se deja ver en cuatro de sus parroquias: Anes, La
Carrera, Argüelles y Poja están bajo la advocación de San Martín de Tours.
Y como siempre de
los antiguos tempos fundacionales de dicho templo de Vega de Poja solo queda la
portada y el arco de triunfo.
No sabemos muy
bien cuál era el trazado hacia el enclave centralista del valle de Sariego,
aunque no debía de ser muy diferente al de que llevamos los peregrinos
jacobeos, y que debieron llevar los antañones peregrino francos que se echaban
al camino tras sus santos y deidades, también para comer y ganarse la manduca,
y el prurito de ver lo que cocía a este lado de la vieja Hispania.
La comitiva
lebaniega se había tropezado con algunos de estos extraños peregrinos, venidos
de otras tierras, y lejanas debían de ser pues hablaban otras lenguas y el
latín no era su fuerte, con lo cual la comunicación era más bien escasa.
El camino hoy nos lleva por los parajes de la ermita de la Bienvenida donde se dice que un prior de un monasterio de los contornos, tenía por costumbre salir a recibir a los peregrinos que se dirigían a San Salvador de Oviedo, y este les entregaba una libra de pan y un jergón de hojas de maíz para el descanso, a modo de 'bienvenida', lo que con el tiempo se dice dio lugar al emplazamiento de la citada ermita.
Tras un largo trasegar por caminos y sendas, con importantes conjuntos castreños, y cuya romanización dejó alguna que otra huella sobre todo en calzadas y puentes, aunque ya no queda huella alguna de todo ello, pero a buen seguro que nuestros monjes y siervos entraron al poblamiento que hubiera. Sabemos que en tempos de Alfonso III dona a la iglesia de San Salvador las iglesias de Sancti Martini de Siero et eclesiam, con una gran sierra y bosques en la villa de Cardes, así como la villa de Aveno en su integridad, y como territorio recibió la Carta Puebla de manos de Alfonso X., entró en la historia de las ferias y los mercados que han dado seña de identidad a tal enclave.
Los peregrinos que
provienen de Villaviciosa, por lo general hacen noche en Pola de Siero
Podcast. UN BUEN DIA PARA VIAJAR
[i]
https://www.asturiasperegrina.es/2022/10/el-camino-sancti-salvatoris-de-oviedo.html
[ii]
https://www.youtube.com/playlist?list=PLWiCcASetPi-e6V9LSJGrfjnQuSOFT6ff
[iii]
Ibidem. El Origen del Camino. Pág141
[iv]
https://www.arteguias.com/iglesia/santamarianarzana.htm
[v]
https://xurdemoran.blogspot.com/2019/07/la-plaza-les-campes-en-la-pola-siero.html
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