Productos y mercancías por el Camino Real del Sella
LAS MERCANCÍAS
Las
mercancías que se trasegaron por este complejo trazado del Camino Real del Sella,
fueron durante el siglo XVI al XVIII, como no, el vino y el grano, la madera y
el almagre, además de mercancías más
menudas las cuales eran transportadas por lo general por los acemileros y
trajinero, que realizaban el viaje entre la costa y la meseta, siendo el origen
de los productos bien aquellos que se compraban en la Meseta para vender en
Asturias, y viceversa, lo que originaba desde antiguo toda una reata de viajes.
Se
ha de tener en cuenta que la información que manejamos es muy parcial, puesto
que lo que nos ha llegado es archivo documental de loa escribanos de Oseja de
Sajambre, los Piñán, y mucha de la información de desprende de los contratos
que se hacían en Oseja sobre los grandes transportes que tenían como pósito
Sajambre.
Por
tanto, nos falta toda la documentación y noticia sobre toda aquella actividad tránsito
de personas y mercancía por esta antigua arteria caminera articulada ya en
tiempos de la penetración romana en Asturias, o sea que estamos ante un montón
de siglos sin saber de la existencia de
esta actividad y este eje, o incluso ya metidos en los siglos en los que los
Piñán desempeñan su trabajo, que ignoramos
toda aquella actividad generada en la zona asturiana y que, o bien se
han perdido las documentaciones, y desde luego ello trajo consigo que se
perdiera también el recuerdo de esos tránsitos.
Sabemos
que entre los siglos XVI y XVII, se estuvo transportando con cierta asiduidad diversos
productos, pues «de la Meseta se traía básicamente cereal y vino, aunque
también otras mercancías como la sal, y las aves, además de aprovechar esos
mismos viajes por otro tipo de transportistas, los trajineros, que proveían a
las poblaciones de telas finas, especias, pequeñas herramientas y aperos,
además de objetos suntuarios para las casas de los más acomodados.
Productos
procedentes de Asturias que se iban Camino de Castilla, se adquiría maíz,
escanda, almagre, pescado y castañas, bien para consumo propio (escanda,
castañas, maíz), bien para vender en Valdeburón, al otro lado de la Cordillera
Cantábrica, llegando con dichas mercancías al corazón de Tierra de Campos, e
incluso más allá, por ejemplo, se llegaba con el almagre hasta Segovia.
Esos
mismo viajes, u otros eran aprovechados para hacer llegar a las tierras
asturianas productos tan importantes como vino, y tan sorprendentes como la manteca
o las pieles, además de comercializar ganado, a uno y a otro lado de la
Cordillera, efectuándose algunos portes por encargo».
Entre
ese conjunto de mercancías destaca la madera que se transportaba de forma
manufacturada se hacía llegar a las poblaciones, sobre las cuales conocemos que
por ejemplo en este tramo leonés, las cargas censales se pagaban al monasterio
de Sahagún, (un carro y doce escudillas cada año).
Esto
generaba que se tuviera un cierto control en cuanto a la tala de árboles que
cada concejo tenía destinada para la construcción o artesanía local: platos,
cucharas, vasijas, cunas, arneses para el ganado, ruedas, palas, jardos, yugos
de carro para bueyes y rocines, artesas y maseras o vigas y como no también
piezas de madera los arados, y en ese
campo, aunque no tenemos mucha noticia de fraguas en la zona, no al menos con
la intensidad y número de las que se daban en el occidente asturiano.
Pero
en el Oriente asturiano debía de haber ferrerías alguna para al menos abastecer
los consumos interno, tenemos noticia de la de Cayena en Cangas de Onís, y la
del Puente de Herrera en Careya en Amieva y ubicada a orillas del río Sella, y que fabricarían piezas de arado, aros para
las cubas, herramientas varias: azadones, guadañas martillos, tridentes, hachas,
etc. En fin, otra de esas asignaturas
pendientes para recobrar del pozo del olvido.
En
lo referido al caso de la madera, se calcula que se podían transportan unas diez
mil piezas de madera en un año.
PRODUCTOS
ESTRELLA. LA MANTECA Y EL VINO Y EL PESCADO
EL VINO
En
cuanto a los protocolos notariales de Casa Piñán, estos nos dejan ver que hubo
dos productos esenciales en esos trajines entre Asturias y Castilla,
Uno
de ellos, ya debía de ser un viejo conocido en los valles astures como era el
vino, y sobre el cual, y a modo de paradoja, la profesora Elena E. Rodríguez
nos dice que entre «1579 y 1581, los sajambriegos declararon a las autoridades
fiscales del reino que no existía taberna o mesón alguno en todo el valle. Sin
embargo, casi un siglo después, en la segunda mitad del siglo XVII sabemos que
existían tabernas en Oseja, Soto y Ribota. Estos establecimientos se abrían
donde existía tráfico de viajeros, como se dice en algunos documentos que
tratan del tema. Así en uno de ellos, fechado en 1716, se escribió: Conbiene
aya tabernas públicas para los que transiten de unos tránsitos a otros y,
particularmente, la debe de aber en el lugar de Oseja, como cabeça de
jurisdiçión, y lugar de Soto, como más ymmediato a subir y bajar puerto»[1]
Tanto
es así, que veremos que el censo de esa tabernas en la zona subió de forma exponencial
estando su propiedad ceñida a las familias que controlaban económicamente,
moral y religiosamente el concejo sajambrino mediante el poder que ejercían de
un modo u otro sobre sus conciudadanos sagas familiares como los Piñán, los
Diaz Oseja, Diaz Caldevilla... etc
Dicha
mercancía era transportada en pellejos (un carral contenía unas treinta
cántaras) que se traían a lomos de rocines, y llegaba a las casas y tabernas en
sus distintas variedades: blanco o tino, siendo su procedencia al menos entre
1563 y 1619 de los viñedos de Rueda y la Seca en Valladolid, y también de
Grajal o Valderrueda (León) y como no, también de la zona palentina, en
concreto de Torremormojón aportaba también lo suyo.
El
consumo por las noticias que se tienen, era por lo general del tipo familiar, y
luego otra parte de los transportado se repartía entre las tabernas y ventas y
luego entre las milicias y asambleas vecinales, ya que con el vino de por medio
se sellaban trastos y contratos, y hasta se pagaban multas concejiles, y por último
otra partida se destinaba al sector religioso y funerario, y sí había excedente se vendía en los mercados
de Cangas de Onís, Llanes, Infiesto, Pola Siero y Oviedo.
Este
era un producto que ya en su día había originado viejas Ordenanzas, dicen que «su
avasto de vino por mayor y menor es libre y lo ha sido siempre" pero
establece una "postura arreglada al porte", es el que llaman
"vino de pasado el monte " que se traía dese La Nava, Tordesillas, o La Seca, y más villas de pasado el monte, con
tal que los arrieros vían a buscarlo y traerlo de dicho paraje se les dé en
cada cántara de porte diez Rs. (reales)».
A
través de las disposiciones de estas Ordenanzas, sabemos los lugares de donde
se abastecían de vino los cabraliegos [ y es de suponer que también los sajambrinos],
además de los lugares ya citados, había
otros en aquella Castilla del XVIII. Lugares a donde acudían los arrieros
cabraliegos: Torremormojón y Ampudia, Bezerril y Paredes, Cisneros, Pernillas
de Villafrea, Salio y más lugares inmediatos... como Espinama y la
"provinzia de Lievana eran otros a los que acudían aquellos antiguos
cabraliegos en busca del preciado néctar del dios Baco».[2]
Recaudadores
de la sisa.
Está
claro, que dicha mercancía dejaba sus buenos dividendos y que se contabilizaba «por
unidades de transporte (carros y cabalgaduras), de tal forma que en 1626 la
ganancia aproximada por carro de vino transportado era de 30 reales.
Dándose
el caso que, en 1705, se protesta por el aumento de la sisa[3]
pues se pretendía que los tratantes en vino con bueyes, carros y caballerías,
era costumbre antigua pagar únicamente dos reales por cada carro, y medio real
por cada cabalgadura, frente a lo que entonces se intentaba cobrar de catorce
cuartos y medio por carro, y tres reales y medio por cada caballería.»[4]
El
vino ocupó en Asturias una buena porción en el seno del consumo cotidiano,
hasta la punto que competía con la sidra, la cual ya en el siglo X había una
cierta exportación hacia las tierras leonesas, tal y como se recoge que algunos contratos
«ordenamos dar cuatro panes, un carnero y un odre de sidra, o que tengan una
porción de habas y mijo o de otros alimentos y de sidra si es posible, y que
recibe como precio el vestir, y en alimentos, en pan en sidra y en carne».
Y no es para menos. la presencia entre las huestes astures, pues ya los goliardos medievales los clerici vagantes en su esplendor durante los siglos XII y XIII, cantaban al amor y al vino, producto que además era considerado incluso por los propios monjes como alimento, y así lo recibían en sus cenobios durante las comidas y los desayunos donde lo tomaban como vino caliente.
LA MANTECA
La
manteca parece ser que se movió como mercancía por el Camino Real del Sella,
más bien durante el siglo XVII, aunque se tiene algunas noticias de su
transporte durante el siglo XVIII, e incluso el siglo XIX,
Tal
cuestión se recoge en las ya citados documentos de Casa Piñán, que anotan como
era ese transporte en el año de 1662, en cuya fecha se transportaron, de nada
menos que seis carros de pilares de manteca con dirección a Valladolid,
y cuyo traslado fue a cargo de Toribio Simón, vecino de Ribota, y de Alonso de la
localidad de Viya.
Se
puede aventurar que tal producto y cantidad fue dedicada a la elaboración de
otros productos, como las galletas, y es de suponer, aunque los documentos no
lo precisan, que para dicho transporte fuera óptimo y la manteca no se volviera
rancia, esta iría cocida.
Tal
producto se pagaba a razón de 3 reales el pilar, y esas cantidades resultaban
muy notables para esa época, lo cual se mantuvo en el tiempo ya que terminó recogido
en el Catastro de la Ensenada, que indica que dicho montante en 1752, ascendió
a 200 reales, planteando la ecuación de que cada vaca daba cuatro fanegas al año, a razón de real y
medio por cada fanega, por lo cual la producción anual supondría unos 2000
reales.
La
manteca era objeto preciado pues no solo fue alimento cotidiano, producto idóneo, además para regalo entre amigos y familiares, y como no, para compromisos sociales: Bodas, bautizos, y
partos., Digamos que tal fue su importancia que dichas mantecas servían como moneda de cambio para los trueques por
trigo en las lejanas Tierra de Campos.
EL
PESCADO
Teniendo
Asturias esa basta franja marítima, era raro que el pescado no fuera fruto de
los trajineros y los arrieros, y así fue como por ejemplo, las sardinas
riosellanas llegaron a venderse en Valdeburón, y a buen precio, amén de los sabroso salmones, que tenían ocupaban un buen monto en las actuaciones de arriería,
tal y como deja ver esta nota, que cita el
transporte de «60 ejemplares que Juan Díaz de Oseja y su hijo Pablo (parientes
del Arcediano de Villaviciosa), se comprometieron a comprar a Lope Martínez de
Junco, arrendatario del derecho de los salmones de Don José Argüelles, entre
finales de marzo y el 7 de abril de 1668, a cambio de 24 reales de vellón por
cada salmón, incluyéndose la sal para su conservación.»[5]
Este
debió de ser un comercio próspero, ya que sabemos que fue en aumento, aunque
esa tradición ya venía de siglos antes, de cuando la caza de ballenas era una actividad que se
registraba en diversos puertos astures, que era muy apreciado dicho pez, puesto que aportó un producto que
fue esencial en una época, como el aceite (sañin) muy apreciado en las poblaciones más grandes
de la Meseta para el alumbrado, pero que desgraciadamente los archivos de la
Casa Piñán no aportan muchos más datos al respecto, ya que fue un comercio que
tuvo mucho auge en los siglos anteriores a los repertorios notariales
sajambrinos.
En este sentido, tampoco los archivos portuarios de Tazones o Lastres como puertos balleneros dicen mucho al respecto, pese a que en el siglo XVI y XVII fue en Asturias fruto de una próspero negocio que ya venía dándose en el siglo XV., e incluso antes, pues se recoge que hacia 1550, Tazones era «un pequeño puerto floreciente» con actividad ballenera, aunque nada se conserva de todo ello, ni documentos ni las artes empleadas en la pesca.
En
todo caso, recojo estas otras noticias: «De
finales del siglo XIII, en el año de 1291, un documento nos confirma la existencia de dicha actividad en
el litoral oriental asturiano, en el que figura la renta anual que se
satisfacía a los monarcas castellanos sobre la “ballenación de Turnada”
topónimo que se identifica con la actual playa de Toranda, situada entre el
cabu Prietu y la embocadura de la pequeña ría de Niembro (Barro, Llanes). Otros
dos testimonios documentales pertenecientes a la colección diplomática del
monasterio de San Vicente de Oviedo reseñan los repartimientos de los
beneficios obtenidos con la actividad ballenera en dos pequeños enclaves
costeros de la zona central asturiana que estaban bajo el dominio de ese
importante centro monástico. Se trata del pequeño puerto d´Estazones
(Villaviciosa), año 1294, y del lugar de Antromero (Bocines,Gozón), fechado en
1331.»[6]
Hay
que tener en cuenta, que la caza de la ballena traía como consecuencia los
distintos repartos que se daban en dicha actividad. La mitad del pez era para
aquel que primero hubiese arponeado a la ballena, luego se le entregaba un diez
por ciento a la Iglesia, otro pequeño porcentaje se iba para la Casa de la
Ballena, una especie de gremio de balleneros que existía en algunos puertos, y
finalmente el resto se repartía entre los otros participantes de la cacería. D
este importante pez se aprovechaba todo, la mayor parte de la ballena a usos
industriales, quedando solo un pequeño porcentaje destinado al consumo humano.
Por
ejemplo, la grasa se procesaba para obtener saín, una especie de aceite
que se utilizaba para las lámparas, también se empleaba en el alumbrado de las
casas de renombre, además de algunas de zonas de los poblamientos más importantes
que podían tener alumbrado gracias a él, además dicho aceite servía para
jabones, e impermeabilizar ropa y también servía y para engrasar mecanismos
como los ejes de la carretones.
Las
barbas se utilizaban en corsetería y para fabricar escobas. Los huesos eran
empleados por los artesanos para realizar objetos ornamentales y en ocasiones
se utilizaban en la construcción de casas.
El
esperma era utilizado para realizar ungüentos. Las aletas, y la carne del vientre y la lengua se destinaban
para consumo humano, considerándose esta última como un verdadero manjar, y
dicho productos se consumían bien en fresco o se salaban para su conservación,
esto
último llevó a un importante desarrollo de las salinas. Como podemos ver la
ballena era
aprovechada en su totalidad.
UN
PRODUCTO PARA TINTAR Y MINIAR. EL ALMAGRE
Uno
de los productos más extraños y singulares que s extraía de las entrañas de las
tierras astures fue el almagre,
mineral que fue muy demandado, tanto por los scriptorium monacales como
por los manufactureros textiles, de ahí que la zona Oriental de Asturias, fue por donde salió la mayor
producción que se conoce , y ese transporte salió camino de castilla, por el Camino
Real del Sella, de la modo que se le conoce también por esa denominación: Camino
del Almagre,
Dicho
mineral tuvo mucho auge ya en tiempos paleolítoicos, pues un ejemplo de sus uso son la pinturas en las distintas cuevas como Tito Bustillo en Ribadesella, documentalme se localiza su trnaspotr ecomo producto entre los siglos XVII y XVIII, tal vez porque se
registra en los actos notariales, tantas veces citados, pero sobre la fecha de
su extracción en Asturias, ya se documenta desde el siglo XVI en el seno del
cartulario del monasterio de San Pedro de Villanueva que tenían diversos puntos
de extracción bajo el amparo de sus propiedades, lo cual no quita que incluso
siglos antes ya hubiera demanda de este producto, tal vez no muy conocido en
Asturias, pero sí en otros ámbitos territoriales en los que asentaban las
industrial textiles.
De
noticias de este mineral existe documentación sita el Archivo Histórico Nacional,
de lo que noticias Guillermo Mañana, citando la Almagrera de Labra, que haya en
el registro minero de Cangas de Onís y Onís, referida a su vez en las Memoria
de Instituto Geológico de Españas sobre el que trabajaron y publicaron Luis
Adaro y Guillermo Junquera (1916.), y de lo que también se hizo eco el Doctor
Casal.
El
famoso Catastro de la Ensenada en 1752 nos dice al respecto de este mineral, que
en Amieva había treinta tres vecinos que tenían por dedicación exclusiva la
arriería, en este caso con ochenta y tres caballerías, lo que deja claro que no
solo eran los sajambrinos los dedicados a estos menesteres del transporte hacia
o la Tierra de Campos, aunque eso sí, nos consta que se utilizaban dos formas
distintas de transporte del mineral desde
el origen hasta la Portilla Beza o Soto se hacía mediante rocines, y luego
mediante carretones hasta Castilla habiendo acopio de mineral en Oseja para el transporte
en gran escala en carretas que podían llevar
hasta 500 kg de una sentada..
El
almagre, en tiempos de la morisma se conocía como almágra, o sea tierra
roja, es un pigmento que se utilizó tanto para miniar libros, y como pigmento
para el sector textil y la alfarería debido precisamente a su color rojo, que es
el que detentan los silicatos de aluminio (arcilla y cuarzo) y cuyo color
proviene de la hematita que es un óxido de hierro.
Este
producto que en los anales sajambrinos se tiene documentado desde el año 1615 y
que permanecerá así durante todo el siglo XVIII, será el que transporten los
acemileros, los cuales cargaban el mineral al pie de las minas, situadas en el
lugar de Labra donde los monjes de Villanueva tenían sus explotaciones mineras.
Dicho
mineral, dicen las documentaciones notariales sajambrinas que era pesado
mediante una pesa romana para su transporte hasta Tierra de Campos, aunque es
de suponer que el material sería aligerado (deslatado) en el punto de
extracción, y pesado que sería lo preceptivo, llevado luego a Sajambre, hasta la
taberna de Soto de Sajambre donde se procedía a la inspección del cargamento
por aquello de los fraudes, no fuera que parte del cargamento se perdiera por
el camino.
A
este respecto algún divulgador de la Senda del Arcediano, llegó a escribir que
los restos rojizos que se ven por el camino, se debía precisamente a los restos
que iban cayendo con el pasar de los tiempos de la carga de los rocines...
Pico
Almagrera donde en su tiempo se extrajo dicho mineral.
Otro
documento nos dice que en «1667 se dispone que las arrobas de almagre hayan de
entregar los susodichos a Láçaro Pérez arromanadas y destaladas, libres
de todo tributo. Lo que desconocemos es en qué lugar se destalaba, es
decir, se separaba la veta del resto de roca adyacente que pudiera haber
quedado tras la extracción, y si la operación se hacía directamente en la
localidad de Labra o, ya, en el propio Sajambre»,
Lo
que se conoce es que se subía el mineral mediante la utilización de caballerías,
y metido en costales cubiertos con mantas, siendo transbordado en Soto Sajambre
a los carretones sajambrinos para hacerlo llegar a Segovia, Burgos, Palencia o
Ávila,
Un
poco más tarde, en el 1752 «Quarenta vezinos de este dicho lugar de Osexa
tratan en almagre, llebándolo a vender a las serranías de Segobia con su carro
y bueyes, y de buelta les traen cargados de vino que venden en sus casas,
aunque sin más interés que el porte. Y el producto anual de cada carro se
reguló en sesenta reales».[7]
El
coste de los cargamentos oscilaba entre 3 y 10,5 reales la arroba, según
calidad y distancia del transporte, que se solía realizarse entre los meses de
marzo a octubre, siendo los sajambrinos no solo transportistas, sino también los
compradores ya que se hacían con los excedentes, o directamente comprando a los monjes
o a sus administradores el mineral,
tanto fue el volumen de los transportado que ello trajo consigo la necesidad de adecuar las
infraestructuras camineras para soportar tanto acarreo, y aquí es donde entra en juego la figura del
Arcediano de Villaviciosa y sus políticas de pro de la adecuación de los
caminos, aunque se ignora lo que sucedía más acá de las fronteras sajambriegas,
por ejemplo que papel jugaba Amieva en
todo este trasiego, del que parece que eran los auténtico porteadores de
mineral en los tramos más dificultosos , entre Labra y el Puerto de Beza.
LOS GREMIOS POR EL CAMINO REAL DEL SELLA
Canteros,
carpinteros y demás ayudaron a levantar las grandes edificaciones sajambrinas,
dado el auge constructivo en la zona, y no creo que Sajambre pudiera aportar
tantos profesionales de los distintos ramos como se precisaban, además de otros
artesanos, como los hojalateros por poner un ejemplo, y porque no, diversos
viajeros y peregrinos que debieron transitar hacia un lado y hacia el otro en busca de jornal, y sin olvidar en esos múltiples
trasiego andarines a los inevitables mendigos, gallofos, músicos y copleros.
Pues bien, entre toda esa panoplia de sujetos y artesanos se dejan notar algunos gremios profesionales, y uno de ellos en los que fijó Guillermo Mañana, fue en los tejeros (tamargos)dándose el caso que había vecinos de Llanes habitando en Sajambre, pero también de sajambriegos ubicados en las tierras llaniscas dedicados a otros menesteres, bien pudieran ser gentes ligadas a la trashumancia o la trasterminancia, dado, que tantos unos como otros, pasaban grandes temporadas ligados a sus ganados, lo que no es extraño por ejemplo verlos en uno, u en otros concejos, algo muy común en Asturias, y más cuando hablamos de ganadería.
Pero
Guillermo Mañana, destaca algunos profesionales que pasaron o residieron en
Sajambre, dice que por estos lares, se asentaron canteros llaniscos, como Pedro
de Vada, de la localidad de Nueva; tejeros y hasta carpinteros llaniscos,
como «Juan Sordo Cubillas y
Pedro Díaz, vecinos que dixeron ser del lugar de Soberrón del conçejo de
Llanes, carpinteros y estantes en este dicho lugar (Oseja, 1698)»;
Lo
cual no es difícil de entender, dado los innumerables edificios de piedra que
se fueron levantando a lo largo de los distintos pueblos sajambriegos; Oseja,
Soto, Pío , Ribota o Vierdes, donde además se construyeron y remozaron iglesias
y capillas, dejando en el aspecto religioso algunas de sus influencias
religiosas expresadas en diversas advocaciones como por ejemplo la Virgen de la
Guía con presencia en Llanes y Ribadesella, que además es la patrona de los
arrieros y trajineros y viajeros en general.
También
hubo trabajadores llaniscos, como «Julián
de Cortina, vecino de Posada, conçejo de Llanes... quando vino de baquerín,
de cargar los carros” (Soto, 1640»).
El
gremio al que Guillermo Mañana dedica un espacio en su imponete libro sobre la
Senda del Arcediano, es sobre los tejeros llaniscos, (Tamargos)[8] lo
cuales parece que dejaron su impronta en la zona de Amieva (tierra mostayera) en
el Camnio de San Román, en la Collada y sobre el Cuet Mayu y también en el
Baeno, y en Sajambre donde instalaron sus hornos
Aunque
lo cierto es que también se les localiza en la parte extrema del valle de
Camaleño (Liébana), donde dejaron alguna que otra firma en sus tejas, ydonde instalaron algunos hornos, tal y como
hicieron en Sajambre, cuyos emplazamientos
se localizan en los Trabanzos, en Verrunde de Vierdes en la Rasa Güembres sobre
Soto de Sajambre, y en el Naviero en la misma Vegabaño, y para ello solo
necesitaban tres cosa: barro, agua y leña.
Luego el periplo gremial continuaba hacia Tierra de Campos , o sea hacia Castiella, y se hacía tal traslado a lo largo de la primavera, y de cuyos parajes regresarán en el otoño, siempre procurando que la nieves no les impidiese regresar a casa.
De
su paso queda testimonio oral que nos deja de manifiesto como eran dichos
trasiegos, decía uno de ellos, originario de Riocaliente que salían de Oseja
ellos por el Camino antiguo y la diligencia por la nueva carretera, al final
ganaban los andarines de hecho jugaban con ventaja pues las cuadrillas de
tejeros tenían que desplazarse por cuenta propia.
El
ámbito de los desplazamientos llegaba dentro de Asturias, hasta el límite
occidental, en el límite con Galicia; y hacia el Sur, los tamargos a llegaban
a León, Palencia, Burgos, Santander, La Rioja, Segovia, Valladolid, Soria,
Zamora y el País Vasco, esa la panoplia de pueblos donde se los localiza.
Los
procesos de contratación con los gremios estos se sujetaban al clásico tira y
afloja, unos abastecen a otros, en el caso de los tejeros de la sirga llanisca.
Estos
una vez cerraban el trato para hornear sus tejas y ladrillos, el pueblo les
construía el pequeño refugio para comenzar a construir el horno, la primera hornada
que no era la mejor, era comprada por el pueblo para sus reparaciones, y luego ya la cosa se lanzaba y eran los
particulares lo que iban ir comprando tejas o ladrillos para sus distintas edificaciones:
casas o cuadras.
La organización de estos gremios era la siguiente; el capataz el cavador, el maserista, el tendedor, el pinche, el cocedor, etc.
La
pobreza de estos gremios queda de manifiesto, cuando se recoge documentalmente
la base de sus alimentación: castañas, frejoles y tocino, y para la cena, una
olla de patatas o sopas de ajo.
Algunos
indicaban que esas piezas de tocino valían para algunos otros guisos, pero a
pesar de su frágil situación y de gente trasmontanos, es un gremio artesano que
nunca dejó estelas de juicios o encontronazos con nadie, tal vez porque esa una
forma de sobrevivir «Amasaron adobes, ladrillos y teja, los tendieron al
caliente sol y sacaron de los hornos y caleros el sustento para sus padres y
sus hijos, y así hicieron sus familias y conservaron sus pueblos.
Vivieron
y trabajaron como hombres y ofrecieron el fruto de su trabajo como lo ofrecen
los hombres de hierro, al mejor vivir de los suyos y del pueblo que los vio
nacer.».
[1] TABERNAS DE SAJAMBRE ENTRE 1667 Y 1898
[2] Fuente Escabrales
[3][3] La sisa tuvo su origen en la Corona de Aragón, donde las Cortes,
para recaudar la suma solicitada por el rey, gravaban algunos bienes. Consistía
en descontar en el momento de la compra una cantidad en el peso o medida de
ciertos productos, normalmente un octavo. La diferencia entre el precio pagado
y el de lo que realmente se recibía (sisa) era el gravamen que iba al fisco. https://vivancoculturadevino.es/blog/2018/08/23/la-sisa-del-vino/
[4] Op. Cit. Carreteros y arrieros de Sajambre… Pág. 62
[5] Ibidem. Pág. 59
[6]
https://www.elbuscolu.com/monograficos/la-tradicin-ballenera-lastrina-789.html
[7] Op. Cit. Carreteros y arrieros de Sajambre… Pág. 55
[8] https://posadadellanes.wordpress.com/tejeros/
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