Los Caminos de Beato de Liébana por Asturias. Ruta de los Sancti Salvatoris: de Priesca, Fuentes a Valdediós

 La etapa hacia el Valle de Boides. El Valle de Dios.

Tras un reconfortante desayuno de leche caliente y unas castañas cocidas y algo de miel y tras comprobar los atalajes de las acémilas y sus alforjas se pusieron los lebaniense camino hacia San Salvador de Valdediós, acompañados con un paisano de la zona que hizo las funciones de guía hasta San Juan de Amandi.

Salieron de Priesca hacia el lugar de La Prída siguiendo la huella de la vereda Salvadoreña que los debía llevar directamente hacia San Salvador de Fuentes.


Hoy los peregrinos del Camino de Norte, no conocen esta vereda , pues su trazado y las marcas y les lleva por la Vega de Priesca y el Sebrayu, que es por donde ahora circula el Camino de la Costa, o del Norte, por eso tal y como le habían comentado los castreños de la zona, y bien conocía el guia que llevaban, el trazado ideal para ir hacia Valdediós era tomar un poco más debajo de Priesca, en La Prida se debía virar al suroeste hacia los viejos pontones de Mestres, para así cruzar el rio Sebrayo, a buen seguro que de aquella había algún pontón, 


Y  desde aquí subir hacia la aldea de Miravalles, que hoy tiene una impresionante iglesia que es todo un faro radiante de la zona, pues se divisa desde muchos lugares, y cuya variante les permitía entrar rápidamente en Maliayo por el Alto de Agüelle.

Pero, no el guía les llevo por el Camino de Ganceu, cruzando ya en la aldea luego hacia la Llosa Nueva para alcanzar la encrucijada debajo del pueblo de Calamúa, y ya cuesta arriba alcanzar el núcleo de Santa María Magdalena, pues la idea era tomar el camino de Paniceres y Solares y llegar hasta el lugar que hoy ocupa la iglesia de santo Tomás de Coro.

Ilustración 20 Iglesia rural de Santo Tomás de Coro

Está claro que, de aquella, es muy posible que nada existiera, más allá de poblaos castreños, aunque no cabe duda de que peregrinos los había en tanto que las existencia de diversos relicarios

 religiosos debían de llamar la atención de muchos creyentes, además que dadas la pandemias que había por los reinos francos, echarse al camino era poder comer y vivir, y un foco de atracción para las almas cristianas y para los diversos artesanos era la naciente capital de la Regnun Asturum, téngase en cuenta que tenemos registrados unos casi que 200 hospitales en Asturias, entre los años.

Ya en Coro, solo había que virar ahora hacia el Noroeste para entra en el valle que nos lleva, hoy por asfalto, hasta la iglesia de San Salvador de Fuentes.[1]


Este es otro de los extraños templos salvadoreños cuya existencia no figura en el Libro de los Testamentos del Obispo Gutierre, aunque sabemos de su antigüedad por las inscripciones que se hayan en el templo y que explican que Diego Pérez y su esposa Mansuara, han dado una serie bienes donados para el levantamiento de tal templo. El texto inscripción dice:

«En la era de M[L]VIIII (1021 d. de C.), ¿el día octavo antes de las Kldas? de junio (25 de mayo), Diego Pérez, que edificó esta casa del Señor, y Mansuera (su esposa) y su madre Dña. Vistrildi concedemos a todos estos que allí habiten junto con toda la heredad, y también a aquella villa de Cembias, para la salvación de nuestras almas y la de mi padre Pedro y así encontremos copiosa recompensa ante Dios. Y quienes de los mismos fueren los moradores de este santo lugar, hijos o nietos, extraños o parientes, que distribuyan limosna entre los pobres o los sacerdotes, para la salvación de nuestras almas, y que ellos residan en esta casa. Leodenando presbítero dio el título.

Y de cuantas posesiones cedimos a este lugar, si algún hombre del pueblo o de los que ostenten poder en la tierra se llevara de aquí algo, sea anatema, ven Señor, y aléjese con el traidor Judas de la convivencia con ciudadanos, hacia su eterna condena. Y si alguno llevara algo de esta casa del Señor desde un lugar a otros lugares, a no ser que conserve con cuidado lo que no se mueva, que Dios entregue su alma en pos de Judas y quede excomulgado fuera del censo de San Salvador.

                                                                         


  En la era de MLXI, sexto día antes de las Kalendas de marzo, consagró esta iglesia Adeganis, obispo de la sede de Oviedo, en honor del Salvador, y le añadimos Santa María Virgen. Y yo Diego Peppigi y Mansuera nosotros concedemos y adscribimos a esta casa la villa de Bedriñana con todos sus molinos, las entradas y salidas, y tres siervos de nombre Menendo y Sendino, que fue de nuestro padre Sarracino y de Doña Jimena, y la mitad de otra villa, la de Villar, que fue de mi padre Pedro y de mi madre Vistrildi, para la salvación de las almas de ellos y las nuestras, y que así encuentren ellos y nosotros copiosa recompensa ante Dios. Y quien llevare algo perteneciente a estas villas o cualquier cosa de esta santa casa, sea anatema, ven Señor, y que además pague dos talentos de oro. Jimeno Sarracino, testigo; Bermudo Sarracino, testigo; Fruela Rodríguez, testigo.

En el templo que edifiqué en este lugar, bajo la advocación de tu santo nombre, están escondidas las reliquias de San Salvador, las de San Miguel arcángel, las de San Pedro y San Pablo, las de San Bartolomé, y las de Santa Marina virgen. Me obligo en voto a llevar a San Salvador cuatro panes y un cordero o pescado y media cuba de vino. Froila Rodríguez cede las heredades de sus abuelos y las de sus padres, del Carral, en posesión a esta sede de San Salvador, por la salvación de nuestras almas. Y Godesteo Lobón y su hermana Gonterodo y Magito Remírez cedemos nuestras heredades, por la salvación de sus almas. Lo corroboramos con nuestras manos».

Expongo el largo texto, debido a que en él se explica la puesta en pie y funcionamiento de estas fundaciones eclesiales, monásticas, etc, y la preocupación que las gentes tenían por la salvación de su alma, y para ello y para gozar de la vida eterna, entregaban como vemos gran parte de sus posesiones. Esto es algo que veremos al comienzo de las peregrinaciones jacobeas, los romeros hacían testamentos porque no tenían claro si volverían algún día, y dejaban arregladas las cosas con dios y con las cosas profanas.

Volviendo edificio este desde sus inicios era parte de un monasterio sujeto al régimen de carácter propio, es decir, su edificación estuvo vinculada a una familia local con posibles, o sea que debió de ser uno de esos monasterios familiares, el cual llegó hasta el siglo XV siendo aún monasterio, aunque se cree que ya estaba por entonces deshabitado.


Dejo la descripción del conjunto a Covadonga Cañas, para aquellos que quieran profundizar en su contenido y continente, pues este edificio albergó en su día una famosa cruz procesional que fue vendida y al cabo de algunas idas y venidas terminó en Museo Metropolitano de Arte en Nueva York.

Visitada la iglesia de San Salvador de Fuentes, pues como siempre, no sabemos que pudieron contemplar en la zona nuestros viajeros, pero seguro que tenía ciertos poblamientos teniendo como luego tuvo emplazamiento de Pola, y en esa época ya se conocía la existencia de los territorios de Maliayo, ya no digo que cenobios eremitas, pero no sería extraño pues por dichos parajes más tarde fueron muy recurrentes las iglesias, como la de Santa María del Concejo (La Oliva) en Villaviciosa.

En el entorno de Villaviciosa y su ría se citan, que sepamos dos monasterios San Martín del Mar (ubicado en una isleta en el entorno de tal poblamiento, y San Juan de Maliayo, mencionados en esas clásicas documentaciones, tenidas por interpolaciones de 905, así mismo en esa época se citan cuatro templos: Santa Eulalia de Selorio, San Zaornín (Saturnino), Santa María de Arbazal y Santa María de Sebrayo, así como una fortificación tierra adentro denominada Peña Castiello.


Por tanto, nuestros viajeros darían la espalda a ese gran valle en el que se veían ahumar algunas hogueras, y se encaminarían hacia el promontorio de Algara, en el que hoy se establece la bella iglesia románica de San Juan de Amandi, que han datado como parte de una donación de Alfonso III «interritori Maliaio monasterium Santi Johannis cum su», aunque es más que posible que cuando pasaron nuestros viajeros ya hubiera otro templo anterior , pues hay una inscripción de 1134 y se dice que pudiera haber habido un cenobio datado en el siglo VI, del que no se tiene apenas noticias.

Según el padre Carballo, San Juan de Maliayo existía durante el reinado de Ordoño I (850-866), aunque no contamos con documentos que confirmen este hecho.

 Sin embargo, una inscripción que se hallaba en la lápida del sepulcro emplazado en el muro meridional de la iglesia podría confirmar la existencia de San Juan de Amandi en las décadas finales de la décima centuria. Dicha inscripción, que actualmente no se conserva, fue dada a conocer por varios autores, como José Caveda y Nava, Francisco de Paula Caveda y Pascual Madoz, entre otros, que ofrecen distintas trascripciones de su contenido, aunque todos ellos afirman que en el epitafio se hallaba una fecha comprendida entre 986 y 990.


Ilustración 21 Iglesia de San Juan de Amandi

La iglesia que hoy pueden contemplar los peregrinos actuales «se compone de una sola nave cubierta con armadura de madera vista. El ábside, semicircular tanto interior como exteriormente, se cubre con la característica bóveda de piedra de horno (de cuarto de esfera) y conecta con la nave mediante un tramo recto con bóveda de arista.

Entre la cabecera y la nave hay un bello arco triunfal de triple arquivolta de medio punto, sostenido a cada lado por otros tantos pares de adosadas columnas, de largos fustes y capiteles con decoración escultórica. El interior del ábside es único en Asturias y poco común en todo el románico. Está recorrido por dos pisos superpuestos de columnas adosadas, el superior rematado en pequeña arquería de medio; El exterior de la cabecera se caracteriza asimismo por una rica articulación espacial; se estructura también por medio de columnas adosadas y líneas de imposta que producen una doble división, horizontal y vertical, en calles y pisos».[2]

Para los estudiosos del románico, y en concreto de esta iglesia les recomiendo el libro de Jose Antonio Samaniego, titulado Lectura Hermética de San Juan de Amandi.[3]

Ilustración 22 Enclave de Casquita. Ermita de San Blas

Ahora los viajeros tenían por delante un trazado un tanto enrevesado, como era pasar hacia lo que ahora se conoce como la desviación hacia Gijón o San Salvador de Oviedo, o sea hasta el lugar de Casquita, donde se les presentó un siervo del cenobio de Boides, que a su vez les comunicó los respetos del abad y les encaminó tras sus pasos cortos pero seguidos, para ganar la encrucijada de Castiello a través de famosas Camocas, donde debieron poder ver algun tipo de construcción pues enero de 891, ya los reyes Alfonso III y Jimena mediante donación había donado al monasterio de Tuñón tal templo.

Las Camocas, fue un territorio interesante pues en tiempos del paso de Beato y Eterio por estos parajes, la zona ya contaba con un hospital de peregrinos, y estamos hablando del años 793, que es el mismo año en el que se dan otros establecimientos de este tipo em monasterio de Libardón, Lué en Fano y en Colunga, luego en 891 ya se tenían noticias de otros también en Villaviciosa

En color NARANJA , Camino de Boides En color AMARILLO Camino Oficial a Valdedios por las Camocas En color Azul Camino a Sariego por Arbazal

A los viajeros les quedaba una buena subida que concluyó al pie del viejo recinto castreño, hoy conocido como Castro Castiello para desde ahí bajar hacia el valle de Boides y entrar en el Valle de Dios a través del lugar de La Rivera.

Pero en el enclave de Casquita, hoy los viajeros pueden tomar el camino al viejo monacato salvadoreño y benedictino que va pegado a a la orilla del río Boides o Valdedios, a lo largo de todo el valle de Grases pasando por delante de los molinos de La Sota arribando, el Mayorazu, o Xiana hasta arribar a Conceyeru y entrar en el poblamiento de La Rivera, camino este que terminaría perlando el monacato benedictino de Santa María de molinos y puentes para una mejor comunicación entre la villa de Maliayo y el monasterio.

No sabemos si era un cenobio anexo al palacio y capilla palatina a modo de residencia de Alfonso III, aunque algún escritor como Manuel de Cimadevilla lleva el palacio de Alfonso III hasta la fortaleza de Niévares, aunque tal vez fuera más fácil que estuviera en la zona central de la parroquia de Puelles

Fuera como fuere, en las viejas documentaciones se la zona de Valdediós como abadía refiriéndose al edificio denominado Conventín de Boides o Valdedios, el cual fue consagrado por siete obispos: Rudesindo de Dumio, Nausti de Coimbra, Sisnando de Iria, Ranulfo de Astorga, Argimiro de Lamego, Recaredo de Lugo, Ellecna de Zaragoza siendo tal ceremonia celebrada el 16 de septiembre del 893, o sea cien años más tarde.

En la carta fundacional, firmada por los monarcas en Compostela, se especifica que los monjes reciben toda la heredad de Boiges, tanto de realengo como de infantazgo, incluyendo todos sus bienes raíces, como iglesias, ganado, derechos fluviales para el aprovechamiento de molinos o para la pesca y pescadores y otros hombres a su servicio:

“Damus Deo et Beate Marie, sanctisque omnibus, totam hereditatem de Boiges, tam de realengo quam de infantatico, ad abbatiam ibidem cisterciensis ordinis construendam”

(Damos para el culto a Dios, a la Virgen y a todos los santos todo el dominio sobre Boiges, tanto de realengo como de infantazgo, para la construcción allí mismo de una abadía de la orden cisterciense) 

 A partir de la fundación el valle adquirió la denominación de Valdediós, tal y como se lee en la carta privilegio extendida por los monarcas a los monjes en mayo de 1201: “Concedimus Deo et monasterio de Valle Dei quod de novo constrimus in Asturiis in loco nominato Boiges”

Aunque el asentamiento de los monjes no estuvo exento de problemas hasta que en el 1210 el Papa Inocencia III tomo bajo su protección al monacato de Boides emitiendo además una bula confirmando todos sus derechos, diez años más tarde se confirmaría la extensión del Coto de Valdediós que sería de unos siete kilometros cuadraros, poniendo además el monasterio por encima del poder real.

«El trazado de la planta responde al esquema basilical de tres naves, más ancha la central, constituidas por cuatro tramos de arcos de medio punto, y rematadas en sus cabeceras por sendas capillas absidiales rectangulares.

No posee transepto, por más que dos dependencias anexas, una a cada uno de sus lados, pueden dar una impresión equivocada. A los pies de la nave central se dispone un nártex o vestíbulo al que se han adosado dos estancias en correspondencia con las dos naves laterales. Sobre el conjunto monta una tribuna a la que se accede por una escalera interior. Apoyándose en el muro sur de la iglesia se construyó más tarde un pórtico que preludia las galerías porticadas que en el periodo románico proliferaron en las iglesias castellanas. A través de él se accede al interior del templo por su puerta meridional».[4]

En este lugar, el novelista Santiago Pérez Chirinos, convoca buena parte de los personajes de la corte asturiana de antes de esa época: Adosinda, y Alfonso II (siendo un joven) a Silo a modo de escolta de la dama y el joven también e la trama de Boides se hayan a los reyes Aurelio y Mauregato en su lucha por la corona, mediando en el asunto Beato de Liébana, estando de por medio los condes Piniolo y Androito. Aunque eso es imposible, pues es muy posible que en esa época no hubiera casi nada en Boides, aunque no deja de ser un bello escenario para la novela, y ello nos permite comprobar las licencias de los novelistas.

Aledaño a este bello ejemplar de la arquitectura ramirense, en el 1218 tras la otorgación del Alfonso IX del lugar de Boides a los monjes benitos, dice una leyenda que recoge Sira Gadea[5] que Alfonso IX entregó el valle de Boiges al Císter para congraciarse con la Orden de los monjes blancos y tenerla de su parte ante sus malas relaciones con la Iglesia después de su boda con su prima Teresa de Portugal en 1196, el repudio de ésta y su nuevo matrimonio con su sobrina Berenguela de Castilla en 1197, ambos casamientos anulados por el papa por causa de consanguinidad.

Los monjes de Valdediós algunos de ellos vienen desde el gallego monacato de Sobrado de los Monjes para levantar el monasterio de Santa María, que, de acuerdo con la tradición constructiva monástica, lo primero que se habría levantado sería la cerca que delimita la “Civitas Dei” (la Ciudad de Dios). Luego se continuaría por la cabecera del templo abacial, constituida por tres capillas dotadas de testero semicircular,

Dicho edificio sacral se comunica al exterior mediante cuatro portadas constituidas por varias arcadas de medio punto, una se abre al norte, la llamada portada de los muertos que conectaba con el cementerio de la comunidad cisterciense y en cuyo tímpano se ha cincelado la inscripción fundacional. Otras tres se ubican a los pies, mientras una quinta conduce al claustro. Además, la iglesia abacial aún conserva bajo el balcón de los enfermos, la llamada escalera de maitines que facilitaba el acceso con el dormitorio común del siglo XIII.[6]

Victor Guerra

Podscat UN BUEN DIA PARA VIAJAR

 

[1] https://www.veredadeheterodoxos.net/2017/05/camino-jacobeo-por-villaviciosa-la.html?

[2] https://otraiberia.es/iglesia-de-san-juan-de-amandi/

[3] https://www.fundacioncardin.com/resources/biblioteca-maliaya/documentos/old_web/Pol%C3%A9mica_sobre_la_Lectura_herm%C3%A9tica_de_Amandi.pdf

[4] https://es.wikipedia.org/wiki/San_Salvador_de_Valdedi%C3%B3s

[5] https://viajarconelarte.blogspot.com/2019/11/la-historia-del-monasterio-cisterciense.html

[6] Roberto Carneado Peruyera. Información Monasterio de Valdediós

[7] https://www.asturiasperegrina.es/2022/10/el-camino-sancti-salvatoris-de-oviedo.html

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